Congreso Constituyente del Estado de México
Libro 2° de 1824. Ramo secreto
Transcripción

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más vivo interés en asistir al congreso hasta la conclusión de sus trabajos, pero que quiere, al mismo tiempo, conservar el empleo que le ha conferido el gobierno de Oaxaca; ya para manifestarle a este su gratitud, desempeñando los trabajos de ministro, ya para contar en su ancianidad con un recurso seguro que sostenga a su crecida familia.
El señor Nájera dijo que la cuestión está reducida hacia el señor Martínez de Castro, puede o no puede, retirarse del congreso, para ir a servir la magistratura que le ha conferido el gobierno de Oaxaca y que su señoría, restringiéndose a esta cuestión, no encuentra razón alguna por la que este congreso pueda prohibir a ningún diputado que se separe de las sesiones y vaya a desempeñar un empleo que le ha conferido otro Estado; pues acaso este congreso llevaría a mal, que habiendo provisto alguna de las plazas del Estado, en un diputado de la legislatura, de otro, esta le negase venir a desempeñarlo.
El señor Jáuregui dijo que el argumento si es bueno, prueba tanto que no debió el gobierno de Oaxaca elegir para ministro al señor Martínez de Castro, por haber sido este electo anticipadamente por el Estado de México para representante suyo. Por otra parte, ¿no se ha contestado al gobernador que no puede elegir a los miembros de este congreso para ningún empleo? Es, pues claro, que no puede ser separado ninguno de los miembros de que se compone una legislatura, sino hasta que concluye sus trabajos y, en su consecuencia, para aclarar la cuestión fijó su señoría la proposición siguiente: “Que el señor Martínez de Castro no tiene impedimento para admitir la plaza que se le ha conferido el Estado de Oaxaca, pero que no puede separarse del Congreso hasta su conclusión”.
Después de una ligera discusión entre los señores presidente, Villa y Nájera, sobre si podrá hacerse proposición pendiente la discusión de la noción del señor Martínez de Castro, fue admitido y declarada del momento de la proposición del señor Jáuregui, quién dijo que su proposición se haya bastantemente discutida y que bien podía el congreso declarar no ser los diputados elegibles para ciertos empleos.
El señor Nájera dijo que la proposición contiene dos partes: primera, que los diputados del Congreso pueden ser electos para cualquier distrito; segunda, pero que no pueden servirlo cuando tengan que separarse del congreso para ella, sino hasta que concluyan sus trabajos de diputados; que sobre lo primero, está su señoría de acuerdo, porque ni hay ley que le contradiga su razón alguna y sería la mayor crueldad el hacer incapaces a los diputados de ser electos para otros destinos; pero, la segunda parte de la proposición no debe admitirse, por las mismas razones que prueban la verdad de la primera parte y, por tanto, aprueba su señoría la primera y reprueba la segunda parte de la proposición.
El señor presidente dijo que ya el señor Jáuregui, cuando apoyó esta parte de la proposición, que en concepto del señor preopinante debe reprobarse, manifiesto que los señores diputados, a quiénes se les prohibirá la separación del congreso, para servir algún destino, hacían un verdadero sacrificio, pero que era necesario hacerlo en obsequio del Estado a quien representaban.
Puesto a votación, por partes, la proposición fue aprobada.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel de Villaverde, Presidente
Antonio de Castro, Diputado Secretario
Joaquín Villa, Diputado Secretario

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Sesión secreta ordinaria de 4 de enero de 1825
Se dio cuenta con un oficio del gobernador, en que participaba haber manifestado al senado que no podía desempeñar el cargo de senador, por impedimentos físicos de su constitución. Enterado.
El señor Piedras hizo la proposición siguiente, que apoyada por su señoría y admitida por el congreso, pasó a una comisión especial, compuesta de los señores Jáuregui, Piedras y Villa.
“Señor, pido que el gobierno del Estado se haga de una imprenta, que debe situarse en este local y a cargo de los señores diputados que elija el congreso”.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Alonso Fernández, Presidente
Joaquín Villa, Diputado Secretario
Mariano Tamariz, Diputado Secretario

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Sesión secreta ordinaria del 20 de enero de 1825
Leídas y aprobadas las actas de las sesiones secretas de 23 de diciembre y 4 del corriente, se leyó el dictamen de la comisión especial, encargada de consultar sobre la proposición del señor Piedras; relativa a que se haga este congreso de una imprenta. La comisión reduce su dictamen a las siguientes proposiciones.
1ª.Que sin pérdida de tiempo se encargue una buena imprenta a los Estados Unidos.
2ª. Que en el entretanto se compre la letra y se habiliten las prensas necesarias, asignando un local dentro del palacio.
3ª. Que haya una comisión de imprenta que tenga sobre esta la superior inspección que le es propia y decorosa.
Declarados del momento, el señor Villa dijo que el fundamento del primer artículo es la mayor economía, porque comprándose aquí toda la letra que es necesaria para una buena imprenta, costaría mucho más y no sería tan buena como la que puede venir dentro de tres meses, encargándola a los Estados Unidos.
El señor presidente dijo que aunque el costo de la imprenta no es muy considerable, desea saber a cuánto ascenderá.
El señor Villa dijo que en este mismo momento reflexiona que era uno de los puntos que debía haber tocado la comisión, pero que puede decir, por un cálculo aproximado, que costará de seis a ocho mil pesos, pues el valor de la letra, según consta por dos cuentas que tiene; la una del señor Navarrete y la otra de Rivera, ascenderá a cinco mil pesos, advirtiéndose que Rivera ofrece dar por esta cantidad doble número de letra de la que Navarrete ofrece.
El señor Jáuregui dijo que aun cuando costase más la imprenta es necesario hacerse de ella, porque el Estado ahorrará mucho en sus impresiones y mucho más si se ven obligados sus poderes a salir fuera de esta capital.
El señor Villaverde dijo que no entendía si los cinco mil pesos eran solo para la letra provisional o para toda la que se necesita, pues en el primer caso si ahora se gastan cinco, provisionalmente y después se gastan otros cinco en la imprenta de los Estados Unidos, resulta un costo excesivo de la imprenta.
El señor Jáuregui dijo que se extraviaba la cuestión, pues el artículo que se discutía está reducido a que se encargue una imprenta al Norte América.
El señor Piedras que, en efecto, se ha extraviado la cues-

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tión, como dice el señor preopinante y que con relación al artículo está su señoría por él, por las razones alegadas y que entre tanto viene la letra de los Estados Unidos, se puede proveer, por ahora, de la que hay en esta capital con cosa de dos mil pesos.
El señor señor (sic) Villaverde dijo que nada de lo que se ha tratado está fuera de la cuestión, porque tratándose de economizar los costos de la imprenta, cuanto sea posible, se debe ver si se consigue comprarla aquí por menos dinero y, en este caso, ya no hay necesidad de ocurrir al Norte América.
El señor Jáuregui dijo que la comisión está entendida de que aquí no se puede conseguir la mejor letra inglesa, al precio que se consigue encargándola a Nueva York, en cuya virtud lo consultó así en su Artículo primero.
El señor Villa dijo que aun cuando costase más la letra inglesa, debía preferirse a la que aquí se fabrica, por dos razones: la primera, porque aquella es más hermosa, que no la francesa que se fabrica aquí y; la segunda, porque se gasta menos aquella que esta, a causa de la combinación de los metales, lo que puede manifestarse a cualquiera con solo tomar entre los dedos y doblar las letras; la hecha aquí se dobla sin romperse y la inglesa primero se rompe, que doblarse. Esto prueba ser esta más sólida que aquella y, por consiguiente, de más duración.
El señor Cotero dijo que si se hacía aquí letra muy buena y que la que primeramente se fabricó, cuya combinación de metales fue dada por su señoría, salió tan buena como la inglesa, aunque un poco más costosa que la que corrientemente se fabrica.
El señor Villa dijo que él no dice carezca México de hombres que conozcan la combinación que debe hacerse de los metales, de que se compone la letra para que esta salga buena, pues el señor preopinante es uno de los que tienen los conocimientos más exactos sobre la materia; sino, solamente, que de hecho la letra que aquí se fabrica es mala, precisamente por la mala combinación de los metales y, por consiguiente, que no debe comprarse.
Puesto a votación el Artículo primero, fue aprobado.
Con relación al segundo, el señor Martínez de Castro dijo que era ocioso comprar una poca de letra, mientras venía la que se encargase a los Estados Unidos, porque como se ha dicho por un señor preopinante, la letra que hay aquí es mala.
El señor Villa dijo que cuando afirmó ser la letra que aquí se fabrica mala, fue con el objeto de que se comprase toda la que se necesita para una buena imprenta, pero si se trata de comprar una poca letra, como se consulta en el artículo, acaso se conseguirá buena.
Puesta votación el artículo, fue aprobado.
Con relación al tercero, el señor Jáuregui dijo que supuesto que esta legislatura había de tener su imprenta, correspondía que hubiera una comisión que velara sobre ella, como se propone en el artículo.
El señor presidente dijo que no es necesario se nombre una comisión especial para este objeto, porque la de policía podrá tener esa suprema inspección sobre la imprenta.
El señor Jáuregui dijo que no se dice en el artículo se nombre tal comisión especial; sino, generalmente, que una comisión del congreso tenga la suprema inspección que le es propia y decorosa y que esta comisión puede ser la de policía.
El señor presidente dijo que está por las mismas ideas, pero que es necesario se expresen el artículo con claridad, para evitar equivocaciones.
Puesto a votación el artículo, fue aprobado en los términos siguientes, redactado por la comisión: “La comisión de policía tendrá sobre la imprenta la superior inspección que le es propia y decorosa”.

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El señor presidente mandó que en la acta pública de mañana se haga mención de este acuerdo.
El señor Jáuregui dijo que se nombre o señale a la misma comisión que ha dado su dictamen sobre la imprenta, para que se encargue de su más pronto establecimiento.
El señor presidente dijo que no era necesario nombrar otra comisión, pues la de policía estaba autorizada para hacer ciertos gastos.
El señor Villa dijo que para el establecimiento de la imprenta era necesario nombrar una comisión especial, porque debiendo esta hacer contratas ya de letra, ya de madera, carpintero, etcétera, debía ser permanente; lo que no tiene la comisión de policía, que se muda cada mes.
El señor presidente nombró, para el establecimiento de la imprenta, a la misma comisión que ha dictaminado sobre ella.
Se acordó, igualmente, que se haga mención en la acta de mañana de este acuerdo sobre establecimiento de imprenta.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Alonso Fernández, Presidente
Joaquín Villa, Diputado Secretario
Mariano Tamariz, Diputado Secretario

Hoja 029
Sesión secreta ordinaria de 27 de enero de 1825
Se leyó una proposición del señor Jáuregui, en la que pedía se hiciese este congreso de una librería.
Su autor dijo que este asunto debía tratarse en sesión secreta, por ser un punto puramente económico, que no convenía tratarse en público, así como se decidió el asunto de la imprenta.
El señor Cortázar pidió la palabra y cuando iba a usar de ella fue interrumpido por el señor Jáuregui, quien dijo que nadie debía hablar hasta que se decidiese si este asunto se debía tratar en secreta o en público.
El señor Cortázar dijo que para que se verifique esta decisión por el congreso, es necesario que antes manifiesten los señores diputados las razones que hay en pro o en contra del secreto del asunto.
El señor Jáuregui pidió se leyesen los artículos del reglamento que hablan de la materia.
El señor Villa leyó los artículos del Capítulo 9º, y dijo que no había uno expreso sobre la materia y que el único que podía dar alguna luz es el 73º, el que está en favor del autor a la proposición.
El señor Nájera dijo que el artículo citado por el señor preopinante solamente dice que se proponga en sesión secreta el asunto que requiera el secreto, en concepto de algún señor diputado, pero de ninguna manera obliga al congreso a que precisamente haya de continuarse tratando en secreto.
El señor Jáuregui dijo que la discusión debe rodar sobre la inteligencia de la ley, la que en concepto de su señoría es muy

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clara, pues basta que un diputado pida sesión secreta para un asunto, para que este se trate en ella. Esta es la letra del Artículo 73º del reglamento.
El señor Cortázar dijo que aun cuando no haya un artículo expreso en el reglamento sobre el caso, la práctica del congreso ha sido constantemente de tratarse en secreto un asunto, cuando el mismo congreso lo ha decidido, pero en el caso contrario se ha tratado en público, a pesar de que haya pedido algún señor diputado la sesión secreta. Así se hizo con el asunto de Zosaya.
El señor Martínez de Castro leyó los artículos 85º y 86º y dijo que, según ellos, ningún otro señor diputado podría usar de la palabra; sino, solamente el autor de la proposición, mientras esta no se haya admitido a discusión.
El señor presidente dijo que la discusión no gira sobre la proposición del señor Jáuregui; sino, sobre si esta se tratará en sesión secreta o en pública, que hay varios ejemplares semejantes al de Zosaya, referido por el señor Cortázar, los que deben hacernos se continúe esta práctica.
El señor Jáuregui dijo que no impugnaba la práctica de otros congresos; sino, precisamente, la nuestra que es verdadera esa práctica, pero que también es cierto ser ella contraria expresamente a la ley que se ha impuesto el congreso, que no porque se hayan cometido abusos se han de continuar estos y si la ley necesitase de reforma, que la haga el congreso, en cuyo caso la respetará su señoría.
Después de una ligera discusión entre los señores Nájera, Villa, Piedras y Olaes, el señor presidente dijo: que por una parte había una ley expresa que autorizaba al señor Jáuregui para que se tratase su proposición en sesión secreta, pero que, por otra parte, la práctica de este congreso era contraria a la ley y así el caso no tiene otra resolución; sino, que pasase el Artículo 73º del reglamento interior a la comisión que entendió en él, a fin de su dictamen sobre la materia.
Así quedó mandado retirado el señor Jáuregui su proposición, para leerla en sesión pública.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Alonso Fernández, Presidente
Joaquín Villa, Diputado Secretario
Mariano Tamariz, Diputado Secretario

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Sesión secreta del 7 de febrero de 1825
Se leyeron las actas de las sesiones secretas de 20 y 27 del anterior enero y fueron aprobadas.
El señor Villa hizo presente haber dado a la prensa un comunicado sobre la cuestión de Distrito Federal, el cual debería salir en suplemento al periódico El Sol y cuyos gastos no podía por sí erogar y que siendo en beneficio del Estado, a este tocaba el hacerlo; sin embargo, de que varios señores estaban para verificarlo de su peculio.
El señor Jáuregui dijo que le parecía justo los hiciese el congreso.
El señor presidente, que estaba por la opinión del señor preopinante, mucho más por las ventajas que resultaban al Estado.
El señor Olaes preguntó a cuánto ascenderían los gastos de impresión y demás que son necesarios.
Contestó el señor Villa que su costo sería ochenta pesos.
El señor Villaverde dijo que dirigiéndose el papel o comunicado de qué se trata, a beneficio del Estado, a este tocaba costear los gastos, por lo cual era de opinión que este lo verificara.
Se preguntó al congreso y acordó que el Estado costease los gastos de impresión y demás de que se trata.
El señor Valdovinos hizo noción para que se remitiesen a los ayuntamientos un número competente de ejemplares del papel de que se trata, para que se instruyesen de los fundamentos que hay, para pedir el que no tenga cumplimiento, la determinación o acuerdo del Distrito Federal, objeto del comunicado.
El señor Villa contestó que el comunicado no se había publicado a nombre del congreso y que, por lo tanto, no debía el mismo congreso, ni el gobierno tomar una parte directa en el asunto.
El señor presidente dijo ser muy útil la remisión a los ayuntamientos, aunque sin el sello de la secretaría; sino, a la manera que lo verifican otros autores, con las producciones o escritos que imprimen.
El señor Villaverde convino en la necesidad de esparcir las luces necesarias a esclarecer el punto en cuestión, pero que esto fuese de modo que jamás haya fundamento para que se crea que el congreso ha remitido dichos impresos, pues luego, la maledicencia se prevale de esto para decir que el congreso trata de alarmar a los pueblos.
El señor Olaes opinó ser ociosa la remisión, puesto que el periódico del Sol circula por toda la república y también fuera de ella.
Discutido suficientemente, se acordó se den el número competente de ejemplares a los señores diputados, para que estos les diesen el giro que estimasen conveniente.
El señor Villa dijo que la comisión especial, para el establecimiento de una imprenta en este edificio y por cuenta del Estado, necesitaba se le autorizase para percibir algunas cantidades para los primeros preparativos e indispensables gastos, que de pronto se tienen que hacer, tales como cajas y otros útiles, cuyo presupuesto leyó, como igualmente el del importe de la letra, prensas y demás, que deberán traerse de los Estados Unidos del Norte por las mayores

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ventajas que resultaban de aumento de caracteres, belleza de estos y bondad del metal, de mucho menos costo del calculado aquí por el señor Navarrete, que el todo del importe sería de ocho mil pesos y fijó la cuestión en la necesidad de tener fondos para ir haciendo las obras de carpintería.
El señor presidente dijo que hallaba la dificultad de que el gobierno no puede proceder a disponer de caudales por órdenes particulares; sino, por las acordadas por el congreso.
El señor Villa contestó que la comisión quiere que los pedidos que se hagan sean pagados con el visto bueno que ponga en ellos.
El señor Olaes preguntó si contaba en el expediente el presupuesto de gastos, que era indispensable para que recayese la providencia del congreso.
El señor Villa dijo que era inoportuno, por cuanto los presupuestos en lo general o aumentan o disminuyen, al tiempo de hacerse los gastos que se habían calculado.
El señor presidente dijo que todo se podría conciliar, librando orden para que se entregasen a la comisión mil pesos a buena cuenta, sin perjuicio de presentar el presupuesto.
El señor Villa convino en el nombramiento, en el nombre de la comisión, en lo propuesto por el señor preopinante.
El señor Olaes insistió en la necesidad del presupuesto.
Se preguntó al congreso si se daría a la orden para la entrega de los mil pesos a buena cuenta de gastos y acordó que sí.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Benito José Guerra, Presidente
Francisco de las Piedras, Diputado Secretario
Mariano Tamariz, Diputado Secretario

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Sesión secreta del día 10 de marzo de 1825
Leída la acta del día 7 de febrero fue aprobada.
El gobernador solicita se agregue a la casa que se le ha asignado para su habitación la pieza en que está el archivo que tiene la secretaría de este congreso, cediendo dicho señor otra pieza que, habiendo de hacerse gastos la comisión de policía, solicita se le faculte por el congreso para hacerlos.
El señor Nájera dijo que no convenía en gastos por cuenta del Estado, que acaso el señor gobernador podría hacerlo, por el beneficio que le resulta, además que las obras continuadas en un edificio solían perjudicarlo y para hacer lo que se solicita, sería necesario consultar con perito.
El señor presidente expuso que la casa del gobernador está sujeta a una servidumbre, cual es el tener en su interior dicha oficina que proporciona

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un constante juzgado, cuyo mal debía remediarse con la facilidad que propone el gobernador.
El señor Olaes preguntó si se había graduado el valor de la obra.
El señor Jáuregui aseguró que no.
El señor presidente expuso que, según graduación hecha por el señor Paz, sería cosa de ciento a ciento cincuenta pesos el total gasto.
El señor Olaes convino en que siendo tan corto el gasto debía facultarse al gobernador, para que lo hiciese por el decoro y consideraciones con que debía tratarse a dicha autoridad; exigía se le diese una casa libre de toda incomodidad, cual le ofrece en el día la servidumbre o espionaje a que está sujeta.
El señor Nájera insistió se presentase el presupuesto de la obra para entrar en ella.
El señor Guerra (don Benito) pidió que para hacer la obra constase esta por un formal presupuesto, como es de costumbre en todas las que se mandan hacer.
Se preguntó si se aprobaba la moción y el congreso acordó que sí.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel de Cortázar, Presidente
Francisco de las Piedras, Diputado Secretario
José María de Jáuregui, Diputado Secretario

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Sesión secreta extraordinaria del día 10 de marzo de 1825
El señor presidente dijo que había llegado de oficio el reconocimiento de nuestra independencia, por la nación británica, el cual debía publicarse con regocijo y fausto y aplauso el día de mañana, en el cual debía de salir al suplicio un reo y que no estando en consecuencia este triste espectáculo, en día tan festivo, le había movido a convocar al congreso al que presentaba la siguiente proposición.

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“Pido que en consideración a la fausta noticia del reconocimiento de nuestra independencia por la Gran Bretaña, se le indulte sin ejemplar de la pena capital al reo Pascual Ramos que se haya en capilla y se le conmute condignamente la pena, por el juez de la causa”.
El señor Piedras dijo que a su juicio merecía este asunto mucha gravedad, en cuyo caso el reglamento, según el Artículo 63º, prevenía debía haber las dos terceras partes de los miembros del congreso reunidos, para poder tratar y por lo tanto era de sentir que el congreso resolviese antes sobre este punto.
Los señores Nájera y Mora convinieron en que el negocio era de entidad y, que por lo tanto, eran del mismo dictamen que el señor preopinante, pues solo había tres señores diputados, por lo que hasta que hubiese el número prefijado por el reglamento se suspendiese el tratar de la materia.
Se preguntó si se suspendía la sesión y se acordó que sí.
A poco rato llegaron otros señores diputados y vuelto a abrirse la sesión se leyó la proposición y, el señor Jáuregui, dijo parecerle que el asunto no exigía fuese tratado en secreto.
Se preguntó al congreso y declaró se abriese la sesión en público.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel de Cortázar, Presidente
Francisco de las Piedras, Diputado Secretario
José María de Jáuregui, Diputado Secretario

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Sesión secreta del día 1 de abril de 1825
En ella expuso el señor Jáuregui habérsele presentado uno de los magistrados del Supremo Tribunal de Justicia, excitándolo a que diese cuenta al congreso de que todo el tribunal quería presentarse a felicitarlo; sobre lo que daba

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cuenta en esta sesión, por la urgencia, aunque no le ocurría motivo para que se tratase en secreto.
Preguntado el congreso si sería de sesión secreta. resolvió que sí.
Los señores Tamariz, Olaes y Villaverde esforzaron que se debía admitir al tribunal recibirlo, como se hizo en la instalación y dar asiento a sus individuos entre los del congreso.
El señor Jáuregui redactó la proposición en los términos siguientes.
“Que se admita al Supremo Tribunal de Justicia a felicitar al congreso, recibiéndolo en la forma que se hizo a su instalación y tomando asiento sus individuos entre los señores diputados”.
Puesta votación, fue aprobada.
El señor Jáuregui dijo que se debía dar cuenta en sesión pública, de la proposición aprobada, para que se supiese que por disposición previa del congreso tomaban asientos los individuos del tribunal de justicia.
El señor Mora se opuso a que se diera cuenta en sesión pública y preguntado el congreso resolvió que no se diera.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Joaquín Villa, Presidente
José María de Jáuregui, Diputado Secretario
Alonso Fernández, Diputado Secretario

Hoja 035
Sesión secreta de 11 de abril de 1825
Se leyeron las tres actas del 10 de marzo y del 1 de abril, y se aprobaron y se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Joaquín Villa, Presidente
José María de Jáuregui, Diputado Secretario
Alonso Fernández, Diputado Secretario

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Sesión secreta extraordinaria de 8 de julio de 1825
Por no haber acta pendiente para su aprobación de principio, dando cuenta con un oficio reservado del gobernador, en que copia otro que le dirigió el ministro de relaciones, remitiéndolo ejemplares de la gaceta extraordinaria, en la que consta la encíclica que su señoría dirigió a los reverendísimos Arzobispos y obispos de América, para que recomendasen a sus fieles las virtudes del rey de España Fernando y encargándole el expresado ministro no permitiese se imprimiera la encíclica; sino, con los documentos que se acompañan en la gaceta y, que estuviese muy a la mira de los efectos que produjera y, diese parte de todo lo que creyera que mereciese ponerse en conocimiento del alto gobierno, añadiendo el gobernador para instrucción del congreso, había dictado ya las providencias que creía convenientes, para que tuviera su debido cumplimiento, cuánto se previene en la anterior orden y a cortarle en su raíz cualequiera (sic) ocurrencia desagradable que pudiese alterar la tranquilidad pública.
El señor presidente dijo que le parecía que el trámite que correspondía darse era el que se contestase de enterado y se refiriese lo acordado en la sesión de ayer.
El señor Mora dijo que era necesario manifestar que inmediatamente que el congreso se aseguró de la certeza de la noticia de la encíclica, tomó este asunto en consideración y dictó las providencias que estaban a su alcance, previniéndolo o coincidiendo con las ideas del gobierno de la federación.
El señor Jáuregui dijo que no había inconveniente alguno en que se dijera lo propuesto por el señor presidente, pero que era importantísimo el que pasase a una comisión, para que encaminara detenidamente el asunto y propusiera lo que creyera conveniente al congreso.
El señor Cortázar dijo que era conciliable, contestando algo al gobernador de enterado, refiriéndole, al mismo tiempo, lo acaecido en la sesión anterior.
El señor Puchet dijo que el gobierno había recibido el oficio del ministro que copiaba con la calidad de reservado y por eso lo había hecho él en esa forma, pero que había contestado informando lo acordado por el congreso en la sesión del día de ayer.
Insistió el señor Jáuregui en que pasase a una comisión el oficio, para que lo meditara con detenimiento y propusiese al congreso lo que juzgara oportuno, pues que el asunto era en la mayor gravedad y consideración y, por tanto, no

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debía abandonarse así, porque aunque en aquel instante no le ocurría a su señoría y tal vez a todos los señores diputados cosa alguna, si se ponen a estudiar con reflexión el oficio, puede venirles alguna idea de la mayor importancia.
El señor Puchet replicó que, en efecto, el asunto era de la mayor gravedad y que el gobierno de la federación le había dado tal importancia, que sabía, por buen conducto, que iba a poner en uso las facultades extraordinarias que se le han conferido en los redactores del periódico que insertó la encíclica, pero que no por esto había necesidad de que pasase el oficio a una comisión, pues que el señor Jáuregui podía verlo y hacer las reflexiones que creyera oportunas.
El señor Mora dijo que para que tuviese efecto el trámite propuesto por el señor presidente, era preciso que se tomara, desde luego, en consideración, la segunda proposición que se hallaba en la comisión; pues que ya había manifestado anteriormente lo importante que era dar a conocer que el congreso no había perdido tiempo alguna, desde que supo la noticia y de luego a luego había tomado las providencias que estaban a su alcance, las cuales no eran otras que las que propone la segunda proposición que se hallaba en la comisión y pedía que se disintiese en el momento.
El señor presidente dijo que no había aún manifestado su opinión, porque había querido oír al congreso y que así, para que la discusión no fuese vaga, fijarse algún señor diputado la proposición y creyese oportuna por escrito.
El señor Villa dijo que era necesario ver si se aprueba o no la proposición de ayer, pues que si se aprueba no habrá necesidad de que pase a una comisión, que era el trámite que parece correspondía dársele.
El señor Villaverde dijo que el verdadero trámite es el que el señor presidente propuso al principio, pero que si se ha de hacer relación de lo acordado el día de ayer, es indispensable que se disienta ahora la segunda proposición que se haya pendiente.
El señor Mora insistió en que no debía pasarse o una comisión; sino, que se debía tomar, desde luego, en consideración y resolverse y, que para ello, era preciso se aprobase, desde luego, la segunda proposición que se hallaba pendiente en la comisión; como que era lo único que estaba al alcance del congreso de hacer.
El señor Nájera dijo que diciendo el gobernador que había ya tomado sus providencias para

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cortar de raíz cualesquiera ocurrencia que trastornase la tranquilidad pública, no había otra cosa que hacer; sino, contestarle de enterado, pues, en sustancia el oficio no se refería a otra cosa que a participar al congreso ,el que ya tenía tomadas providencias sobre el asunto y así pedía que se contestase de enterado.
Habiéndose preguntado si se contestaba de enterado, se acordó que sí.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Valdovinos, Presidente
Manuel de Cortázar, Diputado Secretario
Antonio Velasco de la Torre, Diputado Secretario

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Sesión secreta de 18 de julio de 1825
Leída y aprobada la acta de la sesión anterior, fecha 8 del corriente, el señor Guerra (don Benito) hizo la siguiente proposición
Señor, la Acta Constitutiva en el Artículo 32º se explica así: “El congreso de cada Estado remitirá igualmente al general de la federación nota circunstanciada y comprensiva de los ingresos y egresos de todas las tesorerías que haya en sus respectivos distritos, con relación del origen de unos y otros de los ramos de industria, agricultura mercantil y fabril indicando sus progresos o decadencia con las causas que las producen, de los nuevos ramos que puedan planearse, con los medios de alcanzarlos y de su respectiva población”.
La Constitución general en el Artículo 161º, entre las obligaciones de los estados, pone la octava, que dice así: “De remitir anualmente a cada una de las cámaras del congreso general notas circunstanciada y comprensiva de los ingresos egresos y los demás que expresó la Acta Constitutiva”.
Para cumplir este congreso con lo prevenido por dicha Acta Constitutiva, estableció

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en la Ley Orgánica que el gobernador le pasase cada 6 meses una nota, relativa de los particulares que contiene el Artículo 32º de la Acta Constitutiva.
Desde 31 de enero, que es la fecha de esta acta, hasta el día, van corridos un año y cinco meses; y desde 9 de agosto de 824, que es el de la fecha de la Ley Orgánica del Estado, hasta el día van corridos casi 11 meses; y aunque han pasado, ya con exceso, el año que fija el Acta Constitutiva y los 6 meses en la Ley Orgánica, para remitir el congreso del Estado al general de la federación y el gobernador a este congreso, la nota circunstanciada que refieren los respectivos artículos, hasta hoy no se verifica uno y otro, y estamos en este descubierto que acaso podrá hacerse reparable.
Y aunque este congreso atendiese a lo mandado, últimamente, en la Constitución general sobre remitir anualmente a cada una de las cámaras la referida nota, puede decir que aun no se cumple el año de la existencia de estas, según que la Constitución general se dio en 4 de octubre de 824, y que no está todavía en el caso de remitirla; no obstante, lo dispuesto en la Acta Constitutiva, que también está mandada ejecutar en la Constitución general, parece que respecto de lo prevenido en la Ley Orgánica, sobre que el gobierno remite a cada seis meses la misma nota, debe ya reclamársele por este congreso, para que cumpla con la obligación que le está impuesta, por haber ya pasado con exceso de cuatro, los seis meses señalados para la remisión de la citada nota; mucho más cuando el congreso debe tenerla presente para examinarla y remitirla en octubre, a cada una de las cámaras, relativa a todo el año; que entonces se cumplirá, debiendo venir, también, oportunamente la del gobernador de los segundos seis meses que se cumplirán el 9 de agosto próximo, para el mismo efecto.
Por tanto, pido el congreso se sirva tomar en consideración este asunto y tomar la providencia que corresponda, si creyere que es necesaria alguna, ya en esta sesión secreta, ya en la pública siguiente, si se estimase que así debe hacerse.
El señor Mora dijo se preguntase al congreso si se tomaba en consideración en esta sesión o en la pública de mañana.
Preguntando al congreso acordó se diese cuenta en la sesión pública de ma-

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ñana.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Valdovinos, Presidente
Manuel de Cortázar, Diputado Secretario
Manuel de Villaverde, Diputado Secretario

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Sesión secreta extraordinaria del sábado 30 de julio de 1825
Leída y aprobada la acta de la sesión anterior de 18 del corriente, se dio cuenta con la siguiente proposición.
“La comisión de Constitución ha visto con detenimiento las reflexiones que ha mandado la junta de abogados, de acuerdo con su comisión, que estima conveniente proponer al congreso la siguiente proposición.
Que el gobernador prevenvenga (sic) que inmediatamente remita el rector del Colegio de Abogados copia de la acta en que se aprobó el dictamen de la comisión, relativo al proyecto de la administración de justicia en el Estado”.
El señor Jáuregui la fundó, diciendo que debía tratarse en secreto, porque no parecía decoroso que en público se ocupe el congreso en el choque provocado por el Colegio de Abogados, sobre el que hay que advertir defectos graves, como es la ilegalidad en la junta que no se compuso, según noticias, del número que previenen los estatutos y, de consiguiente, no se puede decir que esas reflexiones son del Colegio y que, por otra parte, se encuentran proposiciones de todo modo ofensivas a la comisión; que sería muy fácil perder la mesura con que deben llevarse las discusiones públicas.
Preguntado el congreso si sería de sesión secreta, acordó que sí.
En seguida, a moción del señor Nájera, se trató si sería del mome-

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to y se acordó que no.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Valdovinos, Presidente
Manuel de Cortázar, Diputado Secretario
Manuel de Villaverde, Diputado Secretario

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Sesión secreta ordinaria de 12 de septiembre de 1825
Esta comenzó por una exposición que hizo el señor Puchet, a nombre del gobierno, a fin de que declarase el congreso si debía asistir o no el gobernador a felicitar al presidente de la república, el 16 del corriente, por el aniversario de nuestra independencia; que el gobierno pulsaba inconvenientes por una y otra parte, pues para asistir no hay una ley que arregle la etiqueta con que deban ser recibidos los gobernadores de los estados, ni tampoco que prevenga tal asistencia, pero, por otra parte, el carácter se les ha querido dar a los poderes del Estado de México, por haber sostenido vigorosamente sus derechos, daría margen a que se les tildarse de ser enemigos de la independencia, por no asistir a la felicitación del aniversario de ella. Concluyó diciendo que el gobierno haría lo que se le mandase por el congreso.
El señor Mora dijo que el asunto, aunque en su concepto es de resolución muy fácil, puede acaso juzgarse por algunos señores diputados del modo contrario, por lo que opina debe fijar sus proposiciones el gobierno y que pasen a una comisión especial.
En consecuencia, el señor Puchet fijo las siguientes proposiciones: 1ª. Estando actualmente en la capital el gobierno y autoridades del Estado, ¿deberá aquel felicitar personalmente al presidente de la federación, por la próxima solemnidad nacional o hacerlo por escrito?
2ª. En caso de haberlo de practicar el primer modo,

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¿En qué forma y a qué etiqueta deberá sujetarse?
El señor Nájera dijo que, ante todo, debía tratarse si este punto era de sesión secreta o pública, pues su señoría creía que no había un motivo para que se reservase este asunto.
Los señores Mora y Puchet se opusieron a que se tratase el punto en público, alegando que en el calor de la discusión podría invertirse algunas especies fuertes que no convenía oyese el pueblo.
Preguntando el congreso si era asunto de sesión secreta, declaró que sí.
El señor presidente nombró una comisión especial, compuesta de los señores Mora, Guerra (don Francisco), Olaes y Villaverde y mandó se pasasen a ella las proposiciones del gobierno.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Valdovinos, Presidente
Manuel de Cortázar, Diputado Secretario
Manuel de Villaverde, Diputado Secretario

Hoja 042
Sesión secreta extraordinaria de 13 de septiembre de 1825
Leída y aprobada la acta de la sesión secreta ordinaria anterior, se dio primera lectura al dictamen de la comisión especial, sobre las proposiciones que hizo el señor Puchet a nombre del gobierno en la última sesión secreta ordinaria, concebida en los términos siguientes: “1ª. Estando actualmente en la capital del gobierno y autoridades del Estado, ¿Deberá aquel felicitar personalmente al presidente de la federación, por la próxima solemnidad nacional o hacerlo por escrito? 2ª. En caso de haberlo de practicar del primer modo ¿en qué forma y en qué etiqueta deberá sujetarse?”. La comisión consulta la proposición siguiente: “El gobernador de este Estado el 16 del corriente felicitará por escrito al supremo gobierno de la federación”.
Declarado del momento y apoyado por el señor Nájera, fue aprobado el dictamen.
Se levantó

Hoja 043
la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Antonio de Castro, Presidente
Joan Villa, Diputado Secretario
José Ignacio de Nájera, Diputado Secretario

Hoja 043
Sesión secreta del día 31 de marzo de 1826
Leída y aprobada la acta de la sesión secreta anterior se leyó una proposición del señor Mora, reducida a los términos siguientes:
“Pídase al senado que los habitantes del territorio, tomado para distrito federal, queden unidos al Estado, en orden al ejercicio de sus derechos políticos”.
Su autor, después de haberla esforzado, expuso que aunque no tendría efecto la proposición, se haría ver que el congreso del Estado ha esforzado cuanto le ha sido posible la defensa de los mexicanos.
El señor presidente dijo que podía pasar a la comisión respectiva para que abriese dictamen.
El señor Mora replicó que el asunto era del momento, porque había riesgo de que se resolviese en el senado, con celeridad y acaso podría llegar fuera de tiempo la representación.
El señor Cortázar insistió en los mismos principios y el señor Jáuregui pidió que se explicase la proposición por autor y este lo hizo, diciendo que la solicitud era reducida a que los habitantes de México no fuesen privados o despojado el ejército de sus derechos políticos, porque esta conducta podría traer graves inconvenientes a toda la república, atacándose como se ataca al sistema representativo en una sección de población tan considerable, cómo es la del popular vecindario de México y que, además, la declaración de distrito federal no pugna, ni es incompatible con el ejercicio de los derechos políticos de los habitantes de la capital, por lo que concluyó en que se declarase del momento y tomada, desde luego, en consideración el señor Olaes, dijo que era de aprobarse la proposición, porque estaba apoyada en la razón y le hacía honor al Congreso del Estado.
El señor Mora expuso que no debía privarse a los mexicanos de unos derechos que gozan los demás estados, porque sería escandaloso que de esa suerte se fuese privando a los estados paulatinamente, hasta convertirlos en territorios, con lo que se daría en tierra con el sistema de gobierno que hemos adoptado, añadiendo que conviene evitar el mal ejemplo, porque si a México se

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le privan sus derechos políticos, con mayor razón podrá hacerse otro tanto con los demás estados, lo que prueba que el asunto, por su naturaleza, es de un interés general para toda la república.
El señor presidente dijo que si se conceden estos derechos a los habitantes de México se infringe la Constitución que quita los territorios la facultad que se quieren pedir para esta capital.
El señor Mora replicó que no es lo mismo ser territorio que distrito federal, sobre cuya naturaleza nada nos dice la ley, por lo que no puede ser contraria la proposición de la Constitución, pues lo que se pide es que se fijen reglas que no digan lo que es distrito federal, pues a su juicio es muy notable la diferencia que hay entre aquel y los territorios.
El señor Villa insistió en los mismos fundamentos del señor preopinante, exponiéndolo que si la cámara reprueba la iniciativa se verán los esfuerzos que el congreso ha hecho y si se aprueba, se lograrán las ventajas que se solicitan para los mexicanos.
El señor Valdovinos dijo que le parecía hallarse la proposición, en contradicción con los principios que se han adaptado por el congreso para otras solicitudes contrarias al distrito federal.
El señor Villa reprodujo los méritos que tiene expuestos.
El señor Jáuregui dijo que, en su concepto, la proposición estaba en su lugar y que debía, por lo mismo, aprobarse y el señor Guerra (don Benito) dijo que no se puede comparar al distrito federal con los territorios, porque estos les deniega la Constitución los derechos políticos y a los habitantes del distrito se los concede, en cuyo estado se suspendió la discusión, quedando abierta para continuarla el día siguiente.
Firma y Rúbrica:
Pedro Martínez de Castro, Diputado Secretario

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Sesión secreta de 1º de abril de 1826
Para continuar la discusión del día anterior, el señor Mora redactó de nuevo su proposición, concebida en los términos siguientes:
“Que a lo menos, mientras se resuelve Cons-

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titucionalmente el modo con que han de ejercer los derechos políticos en toda su plenitud los habitantes del territorio tomado para distrito federal, queden unidos al Estado de México, en orden al ejercicio de sus derechos”, de cuya suerte fue aprobada y levantada la sesión.
Firma y Rúbrica:
Pedro Martínez de Castro, Diputada Secretario

Hoja 045
Sesión secreta ordinaria del jueves 6 de abril de 1826
No se leyó la acta anterior, por no estar puesta en limpio.
El señor Villa dijo hacía moción para que se manden dar a la comisión encargada de la compra de imprenta mil pesos, sobre tres, que para el objeto tiene recibidos de ocho, que por acuerdo del congreso deben ser.
El señor Martínez: que es mucha delicadeza de la comisión pedir mil pesos estando, autorizada para gastar hasta ocho.
El señor Villa: que con efecto la comisión está autorizada para gastar hasta ocho mil pesos, pero no para librarlos, lo que pide se haga entendiéndose su moción hasta la cantidad expresada.
El señor Jáuregui manifestó ser de la comisión y que solo está porque se manden dar ahora los mil pesos y lo demás conforme se vaya ofreciendo en lo sucesivo.
El señor Villa: que dentro de cuatro u ocho días ya será menester la cantidad acordada por el congreso ,a quien quería evitar molestias y por eso pedía se mandase dar el todo desde hoy, pero que para él es indiferente se manden dar ahora los mil pesos y luego el resto.
El señor Martínez insistió en que, desde luego, se manden dar los ocho mil pesos, puesto que no debemos desconfiar de la comisión, quien rendirá sus cuentas, como lo ha hecho ya en globo de las partidas que ha recibido.
El señor Villaverde: que no por desconfianza; sino, por honor de la comisión, solo se deben mandar los mil pesos, pues que aunque el congreso esté bien satisfecho de los procedimientos de los señores que la componen, pudiera tener lugar la crítica, si se librara hoy hasta el completo de los ocho mil pesos y que además el congreso debe celar muchos los intereses del Estado.
El señor Martínez: que si a cada partida que se haya de dar, ha de ser necesaria una moción se dobla-

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rá al congreso el trabajo, que no se sigue inconveniente demandar entregar hoy lo que el congreso tiene acordado se dé y si sí, nomás se mandar dar los mil pesos.
El señor Jáuregui dijo que hasta hoy se han dado las cantidades, conforme la comisión las ha pedido y no por esto se ha estimado agraviada, puesto que sabe bien debe cuidar mucho el congreso de los intereses del Estado; que tampoco ha estado nunca porque se ande con raterías, pero ni está hoy, porque hasta el completo de ocho mil pesos se mande dar.
El señor Mora pidió se fijase la moción y dijo estar por las ideas que han vertido los señores Jáuregui y Villaverde.
El señor Villaverde repitió su opinión, agregando que le parecía convenir en ella todos los señores que habían hablado, siendo la cuestión ya no más de voces.
El señor Villa reprodujo no tiene empeño en que se mande dar hasta el completo de los ocho mil pesos, pero si le parecía se obraría mejor así, porque la imprenta está en México y dentro de muy pocos días era preciso volver a incomodar al congreso, lo que era su ánimo evitar, como algunas extorsiones que se puedan seguir y se han seguido ya otra vez a ciertos arrieros, por no parecer bien se repitan las sesiones secretas. Que retiraba la parte de su moción, porque hacía extensivo el pedimento, hasta el completo de los ocho mil pesos.
El señor Mora dijo que a todos, en punto de interés, es necesario suponerlos pícaros y desconfiar, sin que por esto se haga bien, pues es una regla general que dicta la prudencia, y más en el caso en que se pudiera sospechar colusión con los miembros del congreso; que por tanto, está porque solo se libren los mil pesos, de que como de las otras partidas que ha recibido la comisión dará su cuenta en globo.
Se aprobó se libre orden el gobierno, para que mande entregar a la comisión los mil pesos y se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Alonso Fernández, Presidente
Pedro Martínez de Castro, Diputado Secretario
Baltazar Pérez, Diputado Secretario

Hoja 047
Sesión secreta extraordinaria del día 12 de abril de 1826
Leída y aprobada la acta secreta del día anterior, el señor Mora dijo que el gobierno general estaba debiendo una suma considerable al Estado, y que teniendo consideración a las grandes dificultades que tendrá el Estado para reembolsar lo que se le debe, luego que se ha publicado el decreto en que se le quitan las rentas de esta capital, para ocurrir a estos daños de tanta gravedad, hacia las proposiciones siguientes:
1ª. Que se suspenda todo pago al gobierno general, incluso el del contingente, hasta la liquidación de cuentas.
2ª. Que por el correo próximo se manden cesar todos los pagos que se hacían en las administraciones foráneas por cuenta del gobierno general.
Fundó su autor la primera en que es mucho lo que debe la federación pues no baja de setenta y seis mil y más pesos, y que si no se hace pago el Estado, se le dejará la deuda al crédito público, porque no puede compensarse con los pedidos del tabaco; que además debe hacer falta el dinero, porque sin él no pueden salir los poderes del Estado a la capital en que hayan de fijarse.
El señor Cortázar dijo que desde que se publique el decreto cesan las rentas y que solo quedan quince días de contingente, con lo que, ciertamente, no puede cubrir la federación lo que debe.
El señor Piedras expuso que las proposiciones deben pasar a una comisión, porque el asunto de es de gravedad, con respecto al perjuicio que resentirían muchos empleados con la suspensión de la renta que se les pagan por el Estado.
El señor Villa insistió en el mismo sentir, diciendo que el gobierno debe instruir para que se resuelva con acierto.
El señor Mora contestó que si ha de instruir el gobierno, debe hacerlo en el momento, porque si se hacen los pagos se pierde el tiempo y el dinero.
El señor Cortázar fue de sentir en que el día debían librarse las órdenes para que se suspenda el pago del contingente y que la proposición que vio en un periódico es reducida a que las rentas queden a la federación, pero que el decreto no tendrá efecto hasta el día primero.
 El señor Guerra (don Benito) dijo que no corre riesgo en el pago, ni este puede evitarse.
El señor Nájera dijo que el negocio merece consideración, porque si el gobierno general debe al Estado, también,

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este le es deudor a aquel de algunas cantidades; que mientras no se tengan los datos necesarios que el gobierno podrá administrar, no debe el congreso resolver este punto en que es preciso manejarse con la mayor circunspección, para que no se evite la odiosidad que contra esta legislatura se tiene.
El señor Villa dijo que aunque en el periódico del Águila esté asentado que el día primero deban entregarse las rentas, un diputado le había asegurado que duraría otro mes la entrega.
Insistió el señor Piedras en que la proposición debía pasar a una comisión.
El señor Mora dijo que la proposición, aunque tenga sus inconvenientes, deben defenderse los derechos del Estado y que el gobierno apenas informará lo mismo que se ha dicho, pues no sabe otra cosa; que debe aprovecharse el tiempo y que el presente es muy urgente.
El señor Villa fue de parecer que se pasasen al gobierno las proposiciones, a fin de que informara sobre ellas.
El señor presidente añadió que el señor autor de las proposiciones podía asociarse con el gobernador y de este modo se ilustraría la materia.

El señor Villaverde dijo que convenía saber lo que se debe al Estado y lo que este adeuda a la federación, pues no sabe si en la cantidad que se supone de vida estará, incluso, lo que al Estado debe de luz labrados de tabaco que ha pedido y que, por lo mismo, es de opinión que el gobierno informe sobre la materia, aunque no en el momento, porque acaso necesitará de meditar para informar lo conveniente.
El señor Mora: que las existencias del tabaco que se entregaron al Estado deben quedar a beneficio de sus rentas, conforme al decreto de la materia.
Preguntando el congreso se suspendería la discusión de estas proposiciones hasta tanto informa el gobierno, acordó que sí.
El señor Mora promovió que se dijese al gobierno que suspendiese el pago.
Contestó el señor Piedras que hasta el día quince no debía hacerse el pago y que si el gobierno lo hacía antes, quedaría responsable.
El señor Mora retiró su indicación.
Se levantó la se-

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sión, para continuarla mañana.
Firma y Rúbrica:
Alonso Fernández

Hoja 049
Sesión secreta ordinaria del día 13 de abril de 1826
Continúa la sesión comenzada el día anterior, leyéndose los oficios siguientes del gobernador:
En el primero, remite la ley expedida por el congreso general, sobre arreglo de varios puntos relativos al Distrito Federal.
En el segundo, avisa que un individuo del consejo pasará hoy mismo a exponer al congreso las reflexiones que el gobierno hace, sobre el decreto en que se previene que las rentas del distrito no pertenezcan al Estado y que al mismo tiempo informará sobre las proposiciones que ayer se le pasaron.
Se presentó el señor teniente gobernador y dijo que la intención del gobierno era hacer un informe por escrito, circunstanciado, para la debida instrucción del congreso, pero que el incidente del decreto en que se quita al Estado las ventas de la capital, lo había traído con el objeto de informar sobre este particular y sobre las proposiciones que ayer se pasaron al gobierno con este objeto.
Leyó, al efecto, una minuta en que se hace relación externa de los gastos del Estado, de lo que la federación le debe y de lo que este adeuda a aquella, y expuso que purificadas las cuentas debe resultar que la federación debe al Estado, pero que aun cuando no sea así, no puede de marcarse en las ofertas del gobierno, porque siendo graves sus atenciones, no era remoto que invirtiendo en ellas sus caudales deje sin cubrir los suplementos del Estado, ni a este le quede árbitro para pagar sus empleados y funcionarios, lo que acarrearía gravísimo inconveniente y entre ellos la odiosidad de los mismos empleados a causa de no pagarlos, con oportunidad que por estas razones era de sentir que se aprobase la primera proposición.
En cuanto a la segunda, dijo que era de apro-

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barse; porque una vez hecho el pago, era dificultoso reembolsarlo, lo que estaba excusado con que inmediatamente se mandaran cesar en todas las administraciones foráneas los enteros que se hacen, por hacen cuenta del gobierno general, sin que este pueda decir que se da ocasión a alborotos, porque el Estado no es culpable en esto, pues es una consecuencia de la ley que le privó de las rentas de la capital.
El señor Villa dijo que dudaba si el contingente se paga adelantado.
Contestó el señor teniente gobernador que se paga por quincenas cumplidas.
El señor Mora dijo que no podía descansar en la buena fe del ministro de Hacienda, pues es sabido lo falto que este se haya de crédito, al paso que en el gobierno del Estado podía fiarse, con seguridad, de que pagará lo que deba; pero que no así debe expresarse del gobierno general, que por lo mismo la prudencia exige que la proposición se apruebe.
El señor Guerra (don Benito) dijo que quisiera saber si hasta el día de la publicación de la ley se cobraría el contingente al Estado.
El señor Mora contestó que no se trataba de si el Estado había o no de pagar a la federación lo que le deba; sino, de que presumiendo que esta deba aquel y no le pague, debe el Estado continuarle los enteros que hasta aquí le ha hecho; repitió que no hay que fiar en el gobierno general y que esta opinión la confirman varios hechos que refirió.
Los señores Villa y Nájera dijeron que la proposición era de aprobarse, porque no estando liquidadas las cuentas y habiendo indicios de que la federación deba al Estado, es muy conveniente que este no entere a aquella ningún dinero, mucho más con el gobierno general; no presta la seguridad de vida de que pagará al Estado si le sale debiendo alguna cantidad.
El señor Lazo de la Vega dijo que supuesto que habla duda que si la federación debe al Estado o este aquella, era conveniente que el Estado se asegurase, pues si de la liquidación de cuentas resultase alguna cantidad en contra de este, desde luego, se pagará.
El señor Martínez de Castro expuso que ya el gobierno ha asegurado no deberse nada de contingente y que, por consiguiente, resultan inútiles las palabras incluso el del contingente, que en su concepto deben suprimirse.
Los señores Mora y Jáuregui dijeron que
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