Congreso Constituyente del Estado de México
Libro 2° de 1824. Ramo secreto
Transcripción

Hoja 001
Sesión secreta extraordinaria de 7 de octubre de 1824
Se dio cuenta al Congreso con un oficio del gobernador de 6 del corriente, en que decía que a las cinco de la tarde había recibido el decreto del soberano Congreso constituyente con las aclaraciones que había tenido a bien hacer el supremo Poder Ejecutivo, para la publicación de la Constitución de los Estados Unidos mexicanos, de que remitía copias, que en él se prevenía que las legislaturas de los estados arreglasen; por su parte, cuanto creyesen conducente a la solemnidad que requiere un acto tan grandioso como memorable para la nación y que, además, se mandaba que ciertas corporaciones, que hasta hoy se habían considerado dependientes del conocimiento del Estado, prestasen el juramento ante el gobierno general. Que estas observaciones lo decidieron a reunir al consejo y de conformidad con cuanto le había consultado, creyó de su deber elevarlo todo al conocimiento del Congreso; para que determinase lo que estimase conveniente a la mayor brevedad, por la urgencia del tiempo, avisándosele de si concurrirá un consejero como [creía] necesario para llevar la voz del gobierno.
Leído que fue el decreto del Congreso general, sobre publicación de la Constitución y del reglamento, hecho al efecto, por el supremo Poder Ejecutivo, el señor consejero don Pedro Verdugo dijo que desde luego habían notado el Consejo, del mismo gobernador, que el gobernador de la mitra, los provinciales y prelados de las religiones y los tribunales de minería y protomedicato debían hacer el juramento ante el supremo Poder Ejecutivo, siendo así que estas autoridades estaban reconocidas y tenidas por el Estado, ante cuyo gobernador habían antes prestado los juramentos que ha exigido y decretado este congreso, con respecto a su legislatura y decretos orgánicos que ha dado y publicado. Que sobre el cumplimiento de esta prevención, se pulsaba la duda de si el supremo Poder Ejecutivo había pedido decretarla al tiempo de hacer el respectivo reglamento, y que sobre esto, deseaba el gobernador, que el congreso resolviese lo que debía hacerse o ejecutarse.
El señor Mora dijo que, en su concepto, se había excedido en sus facultades el supremo Poder Ejecutivo o el ministerio encargado

Hoja 002
que había dispuesto el reglamento para la publicación, pues que aunque fuese justo que las citadas autoridades pertenecían a la federación, por la razón que se indica en el mismo reglamento, tocaba, sin duda, la calificación de este punto al congreso general y; por consiguiente, que debía, desde luego, reclamarse esta determinación; pero, que como la población urgía demasiado, era de sentir que se procediese a ella por el gobernador, bajo la protesta formal que debe hacer el congreso de no pasar por semejante providencia que ataca los derechos del Estado.
El señor Guerra (don Benito) dijo que estaba por el concepto del señor preopinante, y que en su sentir debía avisarse al gobernador que procediese al instante a publicar los decretos que le había remitido el supremo Poder Ejecutivo, sin perjuicio de que se hiciese el reclamo oportuno, haciéndose al efecto por el congreso la protesta referida.
El señor Nájera opinó de la misma manera; añadiendo que el encargado del ministerio de relaciones había equivocado las ideas, de cuyo error nació, sin duda, la prevención expresada y que debía avisarse al gobernador que ejecutase, desde luego, los decretos referidos, bajo la indicada protesta que salvaba todos los inconvenientes.
Tratándose, después, del modo con que debía indicarse al supremo gobierno una protesta y los motivos en que debía apoyarse, el señor Mora dijo que la proposición siguiente variada y añadida por los señores Guerra (don Benito) y Jáuregui en los términos siguientes: “Que el gobernador pase personalmente a exponer al supremo Poder Ejecutivo las dificultades que la Legislatura, el Consejo y el mismo gobernador han pulsado sobre el decreto del juramento de la Constitución, que se acompaña al del Congreso General, y en caso de que dicho supremo Poder Ejecutivo insista en que se publique como se comunicó, proteste el gobernador a nombre de la Legislatura que este acto no perjudicará sus derechos”.
Discutida ligeramente esta proposición, según los fundamentos antes expuestos y otros que se añadieron después por los mismos señores, autores de la proposición, se puso a votación y quedó aprobada, acordándose, igualmente, que en el acto se comunicase al gobernador para su cumplimiento, sin insertarla en el Bando que publicase, no obstante, de haberse ya determinado que el Consejo que asistía a la sesión lo pusiese personalmente en noticia del mismo, como se ejecutó para evitar mayores pelaciones.
Los términos de la protesta que propuso el señor Mora están reducidos a las siguientes: “Pido que el congreso de este Estado proteste, no debe tenerse por decidido que el gobierno de la mitra, las prelacías de las órdenes regulares, pertenezcan a la federación, pues que no reconoce facultades en el supremo Poder Ejecutivo para hacer declaraciones de esta clase”.
A consecuencia, dijo el señor Jáuregui la siguiente proposición: “Pido que en caso de no surtir efecto la protesta del gobernador, al supremo Poder Ejecutivo, sobre las palabras del bando, se represente al Congreso General”. Habiéndose preguntado si se admitía, se acordó que sí y admitida se pasó, mandó por el Congreso; que se pasase a la Comisión de Constitución, preguntando qué fue sobre este trámite, con lo que se levantó la sesión secreta extraordinaria de que va hecho mención.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Martínez de Castro, Presidente
Baltazar Pérez, Diputado Secretario
Benito José Guerra, Diputado Secretario

Hoja 003
Sesión secreta ordinaria de 11 de octubre de 824
Leídas las actas de 14 de septiembre y 7 de octubre se aprobaron. Se dio cuenta, en seguida, con la exposición de la secretaría sobre el estado actual en que esta se haya, y en orden a las providencias que se han adoptado para sus trabajos, mientras se realiza el reglamento que está mandado hacer, cuyo tenor; después de una ligera discusión y su aprobación, es como sigue.
Señor, la secretaría dice que habiéndose impuesto en los trabajos de esta oficina encontró que faltaban muchas actas qué poner en limpio y son las siguientes. De mayo 14, de junio 21, de Julio 5, de agosto 8, de septiembre 23, de octubre 4. Y aunque a la reconvención de este atraso se contestó por el oficial mayor, que el dependiente encargado estuvo malo algún tiempo y que se había acabado el papel blanco, siempre resultó apurada la materia que se ha precedido en este asunto, con no poca omisión y descuido. Para remediar este mal, dispuso la secretaría que se reencargue (sic) al oficial destinado a dichas actas, que trabaje con empeño todas las horas de asistencia y aún otras extraordinarias; para reemplazar el tiempo perdido y que tengan cuidado el oficial mayor de destinar a los demás dependientes, cuando estén desahogados de trabajo, para que ayuden hasta ponerse las actas en corriente.
También, dispuso la secretaría que de las actas impresas sobrantes se hicieren tomos para venderse; si algunos se solicita arreglando, de esta manera, todas las que estaban sueltas y en riesgo de extraviarse.
Al archivero se le mandó auxiliar con otro de los expedientes, para que se adelante el arreglo del archivo que está bien atrasado.
Ha pedido la secretaría el expediente en que está por darse el reglamento de esta oficina, para promover lo conveniente, pues ahora se gobierna por unas cuantas reglas provisionales que hicieron los primeros o segundos señores secretarios.
De todo da cuenta la secretaría al Congreso, por si se sirviere a probar sus determinaciones, para que así tengan su más debido cumplimiento.
A consecuencia, se hizo indicación por el señor Jáuregui para que en cumplimiento de la protesta hecha en la sesión extraordinaria de siete del corriente, se dirigiese el soberano congreso la representación oportuna, supuesto que entendido de ella el supremo Poder Ejecutivo, por medio del gobernador, mandó llevar adelante lo que tenía dispuesto; sobre que jurasen ante su alteza serenísima, algunos tribunales y corporaciones que estaban anteriormente bajo la inspección y conocimiento del Estado, según los actos de sumisión que había prestado el gobernador, y añadió que era tanto más urgente dicha representación; cuánto que era constante por papeles públicos, que el supremo Poder Ejecutivo no solo llevó adelante la contravención anterior; sino, que incurrió en otra posterior, como la de haber dispuesto y hecho que los magistrados y jueces de letras que, notoriamente pertenecen al Estado, y si es en el juramento ante el mismo supremo Poder Ejecutivo, presenciándolo, al efecto, el ministro de justicia; en lo que ciertamente se habían ultrajado los recomendables derechos de la soberanía del Estado, siendo esto un indicante muy claro de que se pretende por estos medios ir poco a poco minando su estabilidad y permanencia, acaso con el fin o con la mira de hacer después, absolutamente, nula su representación y carácter.
El señor Nájera dijo que en su concepto debían, primero, examinarse los hechos últimos que se han asentado, no obstante, que consten del Sol y que luego que esté el congreso cerciorado de ellos ya podrá deliberar con más acierto tino y seguridad.
El señor Mora dijo que le parecía absolutamente necesario suspender, por ahora, cualquiera reclamo supuesto, que en la actualidad se trataba por algunos diputados del Congreso General de hacer algunas proposiciones, para que el congreso del Estado saliese de la capital, sobre cuyo punto corrían varias especies, cuyo resultado era necesario aguardar, pues cualquiera ocurso en estas circunstancias podría traer funestos resultados.
El señor Cortázar convino

Hoja 004
con el señor Nájera, en que se examinasen bien los hechos referidos y que averiguados se hiciese la representación al soberano Congreso, por lo mucho que importaba reclamar unos procedimientos tan opresivos de los derechos del Estado.
El señor Villaverde dijo que ahora que se acaban de atacar, es el tiempo más oportuno para reclamarlos, haciéndose, desde luego, al soberano Congreso la más enérgica y fundada representación.
El señor Fernández dijo que debiendo meditarse mucho el asunto, según su gravedad, le parecía oportuno que la comisión encargada de despachar el ceremonial del juramento, en el estado de la Constitución, tomase en consideración la indicación del señor Jáuregui y lo demás que se ha expuesto en la discusión, por si se hallase oportuno hacer alguna insinuación en la ley que se dice relativa a la protesta realizada por el gobernador, ante el supremo Poder Ejecutivo, de cuya manera se manifestaría al público lo recurrido en este particular.
El señor Jáuregui apoyó este pensamiento. Y el señor Mora dijo que es ya tiempo de que se reclamen las indicaciones públicas que se hacen, sobre estar en ánimo algunos diputados del Congreso general de hacer proposiciones ofensivas al Estado.
El señor Cortázar dijo que la comisión referida debe tomar en consideración todos estos puntos y lo mismo dijo el señor Mora, en cuyo estado se levantó la sesión, sin haberse preguntado, ni decidido expresamente por el Congreso que así se verificase.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Martínez de Castro, Presidente
Baltazar Pérez, Diputado Secretario
Benito José Guerra, Diputado Secretario

Hoja 004
Sesión secreta ordinaria de 14 de octubre de 1824
Se dio cuenta con la acta anterior y se aprobó.
Se vio un oficio del gobernador, en que participa haber pasado personalmente a ponerse de acuerdo con el supremo Poder Ejecutivo, sobre si se llevaba adelante o se variaba el decreto en que mandó que ocurriesen ante el mismo jefe, algunos tribunales y prelados a presentar el juramento de la Constitución general, por la razón que se indicaba; no obstante, haber reconocido antes al Estado; manifestándole la protesta que hizo el Congreso, relativa a que si el supremo Poder Ejecutivo insistía en su determinación; no se entendiese por eso perjudicados los derechos del Estado, y habiéndose impuesto el Congreso de las resultas, acordó que se pasase dicho oficio a la comisión especial, nombrada, al efecto, donde estaban los antecedentes. 
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Martínez de Castro, Presidente
Baltazar Pérez, Diputado Secretario
Benito José Guerra, Diputado Secretario

Hoja 005
Sesión secreta extraordinaria de 27 de octubre de 1824
Pedida por el señor Mora esta sesión secreta extraordinaria, dijo que hacía moción para que la Comisión especial, nombrada para el asunto relativo a la proposición hecha por algunos diputados del Congreso general, sobre que se declare México por ciudad federal, se encargue de meditar y abrir dictamen sobre lo que debe hacer este congreso, luego que en el general se apruebe la citada proposición; como sucederá, según la disposición y calor que hay para ello en la mayoría. La fundó, principalmente, en que el congreso del Estado se va a encontrar en un estado de nulidad, cuando suceda aquel caso supuesto; quedando desmembrado el Estado en su parte más principal de población y riqueza, no puede seguir en su gobierno, como hasta aquí y que es de la mayor importancia tener prevenido y meditado que ha de observar y cómo se ha de gobernar para sufrir el desaire y degradación que le amenaza.
El señor Cortázar aprobó la moción, por su importancia, según las razones que expuso conformes con las del señor preopinante.
El señor Villaverde convino, también, en la moción y pidió que la comisión nombrada fuese la que se encargase de meditar y proponer lo que estimase más justo y conveniente para el caso esperado que parece indefectible, pues que la comisión no puede mejorarse, según la calidad de los señores que la componen y que han trabajado hasta aquí con tanto acierto y con tanta eficacia y oportunidad. Que el congreso debe estar prevenido para obrar, según convenga, según que va todo a variar de aspecto, si la tal proposición se aprueba. Y preguntado si se aprobaba la moción, se acordó que sí.
El señor Mora dijo que en la tarde debían ocurrir algunos de los señores diputados del Congreso general que están de acuerdo con los del Estado y que sería bueno que la comisión y todos los señores diputados concurran para hablar y conferenciar sobre la materia.
También, propuso el señor Mora que todas las ocurrencias que ha habido desde que se hizo la proposición dicha en el congreso, deben quedar consignadas en las actas de este congreso para siempre; haya la constancia oportuna de todo lo que ha ocurrido y que puede hacerse una exposición o relación, para que dándose esta al congreso, se apruebe, como punto de las actas, a cuyo efecto ofreció dar unos apuntamientos. Así se acordó y se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Martínez de Castro, Presidente
Baltazar Pérez, Diputado Secretario
Benito José Guerra, Diputado Secretario

Hoja 005
Sesión secreta extraordinaria de 29 de octubre de 1824
El señor Guerra (don Francisco) dio cuenta con las resultas del encargo privado, que se le había hecho la noche anterior, por los más de los señores diputados de este Congreso y de los señores Lombardo, Barreda, Paz y Gómez Anaya del general que se habían unido para que, en unión del segundo y del señor Espinoza, pasasen a tener una entrevista con el excelentísimo señor Victoria y dijo que habiendo solicitado a su excelencia en palacio, no lo encontraron; pero, que el señor Espinoza, a pesar de haber hablado con el excelentísimo señor presidente, era de opinión que este congreso hiciese de pronto

Hoja 006
una protesta y la tuviese en disposición de presentarse al soberano congreso, en el momento que se aprobase el primer artículo del dictamen de la comisión, que se había puesto a discusión en que se dijese que, suponiendo la legislatura que el dictamen puesto a discusión se aprobaría, según la disposición y calor que había observado en los señores diputados y considerando estar en su obligación no obedecerla y si ser un deber suyo resistirla en razón y justicia, se veía en la precisión dolorosa de protestar su [nulidad]; por falta de facultades para representar ante el congreso futuro general, reservando al efecto sus derechos, sin perjuicio de cumplirla, como se hacía anteriormente aun en el gobierno despótico español, cuando venían de la península algunas órdenes o leyes que, no siendo justas y convenientes, se obedecían y no se cumplían, representando al instante los inconvenientes que había y que, así mismo, se dijera al congreso general que esperaba la legislatura se sirviese prevenirle el modo y términos en que debía ejecutar la citada ley.
El señor Mora dijo que convenía en que se hiciese la protesta; pero, no en que se dijese al soberano congreso que prescribiese el modo de ejecutarla, porque en estos pulsaba enormes dificultades, supuesto que ejecutar los que previniese, sería convenir, desde luego, en la disolución del Estado.
El señor Nájera dijo que tres puntos debían tratarse en su concepto. Primero, si debía hacerse o no tal protesta en el caso que se refiere. Segundo, en qué términos ha de hacerse cuando se resuelva y tercero, en qué tiempo o cuándo ha de verificarse.
Que si la protesta ha de hacerse, es necesario acordar, primero, los términos de ella y que en su concepto debe hacerse cuando se nos comunique en los términos regulares; lo que se resuelva sin anticiparnos, como era de opinión el señor Espinoza.
El señor Mora dijo que estaba por la protesta como tenía dicho; pero, en términos muy sencillos y sin reconocer jamás, ni obedecer la autoridad del Congreso general en este punto, según lo que se ha alegado.
El señor Nájera dijo que los términos de la protesta deben meditarlos y proponerlos a este congreso la comisión especial nombrada al efecto, así como el tiempo en que haya de hacerse; oponiéndose, desde luego, a que vaya ahora mismo, como propone el señor Espinosa.
El señor Villa que no podía ir la protesta en estos momentos, porque cree su señoría que no la administrarán y que el congreso recibiría este nuevo desaire, según el estado en que estaban los diputados del Congreso general.
El señor Valdovinos dijo que en su concepto podía, desde luego, remitirse la protesta; acordados los términos en que haya de hacerse.
El señor Villa se opuso a este pensamiento y añadió que es necesario que previamente se trate ante todas cosas de los términos en que ha de ir la protesta.
El señor Mora hizo proposición para que se declarase si se haría la protesta en el mismo [sic] acta.
El señor Cortázar dijo que le parecía mejor si hiciese un manifiesto a la nación, a fin de manifestar los motivos que ha tenido el congreso del Estado, para oponerse al dictamen de la comisión, a fin de que viesen todos los fundamentos en que se apoyó.
El señor Mora dijo que está en el mismo sentido, con tal que se tengan presentes y se acompañen los correspondientes documentos.
En este estado se suspendió la sesión y habiendo avisado los secretarios que de la imprenta se habían

Hoja 007
remitido 500 y tanto ejemplares del suplemento del Sol número 494 y otros tantos del alcance al suplemento y se acordó se mandasen a los prefectos de los distritos para que, remitiéndolos a los subprefectos, los repartan estos a los ayuntamientos para su instrucción e inteligencia.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Martínez de Castro, Presidente
Baltazar Pérez, Diputado Secretario
Benito José Guerra, Diputado Secretario

Hoja 007
Relación de los hechos, conferencias, acuerdos y medidas tomadas con ocasión de la proposición que se hizo en el congreso general, sobre que la capital del Estado de México se declarase ciudad federal.
En 19 de octubre de 824 los señores Mora, Villaverde y Villa pidieron en sesión secreta que se nombrase una comisión especial, para que meditara y propusiera lo que debía hacerse en orden a dicha proposición. La fundó, exponiendo brevemente los graves males que se seguirían al Estado de esta considerable e indebida desmembración, para lo que no estaba autorizado el congreso general.
Admitida y puesta discusión, se aprobó y en consecuencia se nombró la comisión compuesta de los señores Mora, Jáuregui, Nájera, don Guerra, Figueroa y Fernández.
Retirados estos señores a trabajar, presentaron su dictamen el día 22 del mismo mes, en que decían que debía hacerse al congreso general una exposición fuerte, fundada y enérgica para reclamar dicha proposición y oponerse a su aprobación y que habían formado la que, desde luego, presentaban a la deliberación del Congreso, suplicando la tomase, desde luego, en consideración.
Admitida a discusión, se aprobó después de ella y se acordó que reformada o suavizada en algunas expresiones que parecieron fuertes al señor Guerra (don Benito) y a otros señores diputados, se pusiese en limpio y se remitiese a la mayor brevedad; como se hizo en efecto el día 22 del citado mes.
Leída esta exposición en sesión secreta del Congreso general, del mismo día, se acordó que se leyese en la pública del día siguiente 23; mas, en este el señor Paz se presentó aquí y expuso que el señor Ramos Arizpe deseaba se transigiese este punto y que se discurría el medio de hacerlo decorosamente él; por su parte, le tendría la lectura pública de la exposición y que el congreso, por la suya, suspendiese su impresión y habiéndose confidenciado largamente tal propuesta, se resolvió que algunos señores tuvieran una entrevista con el señor Ramos Arizpe y se nombraron a los señores Nájera, Guerra (don Francisco), Cortázar y Jáuregui los que fueron al palacio del Congreso general, donde se reunieron con él y una considerable mayoría de la diputación mexicana al citado congreso general. El señor Ramos expuso que deseaba; por su parte, se cortase el negocio y qué haría al efecto cuanto se le dijera, dándose principio para suspender la impresión de la exposición hecha por el honorable congreso de México. Los individuos concurrentes de este expusieron que no iban en formal comisión de su legislatura; pero, qué; sin embargo, podrían asegurar que esta; por su parte, deseaba evitar todo motivo de rompimiento y las consecuencias graves que, sin duda, se seguirían de la proposición hecha en el soberano congreso general, si se aprobaba.
Hablaron varios señores de la diputación mexicana, haciendo presente que esta moratoria en la impresión de la manifestación del honorable Congreso, tal vez tiene efecto de que tengan tiempo los que están empeñados en la proposición, para mover a los estados, como también extendieron otras razones sobre la intriga que se estaba palpando en el asunto, concluyendo en acordar; sin embargo, qué

Hoja 008
se suspenderán los impresos, quedando el señor Ramos Arizpe en hacer cuanto estuviese en su arbitrio, para cortar este punto y proponiendo se mandase en la noche a las legislaturas de los estados una manifestación de lo ocurrido y del estado en que quedaba este asunto.
En el día 22 hicieron dos proposiciones los señores Cortázar y Fernández: la primera, acordando a los diputados del Congreso general las instrucciones que se les dieron en marzo último sobre sostener en todo tiempo la integridad del territorio del Estado y para qué se opusiesen a la desmembración de que se trataba en el mismo congreso general y; la segunda, para que se abriesen registros a lo menos en esta capital, para examinar la opinión general. La primera proposición se aprobó y se mandó se transcribiera a todos los diputados del Congreso general, como se verificó en el mismo día y; la segunda, admitida se mandó pasar a la comisión especial, donde se haya actualmente.
En el mismo 23 se conferenció la materia por los más de los señores diputados de este congreso, en unión de los señores Paz, Ibarra y Gómez Anaya del general y acordaron que ya que no se publicaba la exposición que contenía el suplemento del Sol, a virtud del convenio referido, hiciese una indicación a los congresos de los estados de lo ocurrido hasta allí por el correo de aquella noche, para que tuvieran aquella noticia anticipada y le sirviese de gobierno, según que propuso el señor Ramos Arizpe.
Para poner en ejecución esta medida, se comisionó al señor Jáuregui, quien al momento se dedicó a formar el correspondiente papel y habiéndolo presentado a los diputados de este congreso y aprobándose por estos, después de haberse hecho una ligera reforma, se remitió en la misma noche a 14 de los estados y en el siguiente correo del día 27 se despachó a los restantes.
El 25, en sesión secreta, hicieron proposición en el mismo congreso general veinte de sus diputados, para que la determinación de este asunto se dejase al congreso general ordinario, por todas las razones que así lo hacían conveniente y necesario; mas, como el día 26 se desechó por 47 votos contra 32 que la aprobaron, este congreso resolvió que la exposición suspensa y preparada en el suplemento del Sol se publicase como se verificó en el mismo día 26 por la tarde.
Reunidos el día 27 algunos o los más de los diputados de este congreso, con algunos otros del general, acordaron después de confidenciada la materia, según su actual estado, que se hiciese otra corte exposición al congreso general, para que la anterior publicada ya se pasase a otra comisión distinta de la que había propuesto dictamen acerca de la proposición principal, por cuanto esta había ya manifestado su juicio. Y habiéndose formado y dirigido esta segunda exposición, oída en el congreso general, se mandó que ella y la anterior se pasasen a la misma comisión, para que con presencia de todo expusiese lo que allá hace por conveniente.
El mismo día 27 hizo el señor diputado Espinoza la exposición que consta en el número 503 del Sol, del día 29, inserta en la sesión del mismo día a qué se refiere la secreta y que podrá insertarse en este lugar. Ella fue desatinada por el congreso general, acordándose, entonces, que se pusiese a discusión el día 29; el dictamen que ya la comisión había devuelto, sin hacerse cargo de las exposiciones primera y segunda de este congreso por decir que sus fundamentos no la hacen variar de opinión.
El día 28, reunidos en la sala de comisiones los señores diputados del mismo congreso con los señores Lombardo, Paz, Sierra, Gómez Anaya y Barreda del general se tuvo otra larga conferencia sobre los resultados del negocio y sobre lo que convendría hacer para su mejor giro y expedición y se acordó, confidencialmente, que el señor Guerra (don Francisco) con los señores Barreda y Espinoza pasasen a ver y hallar confidencialmente con él excelentísimo

Hoja 009
señor presidente don Guadalupe Victoria, para que representándole cuando había de grave y digno de consideración en la materia, lo persuadiesen a tomar parte en el asunto y a que favoreciese las ideas de este congreso en obvio de los gravísimos perjuicios que podrían seguirse de que se aprobase el dictamen de la comisión del general.
Las resultas de la comisión de los señores Guerra, Barreda y Espinoza constan en la acta secreta de 29 del corriente, que está para verse y aprobarse y a pesar de lo que habló el señor Espinoza con el excelentísimo señor presidente, el dictamen se puso a discusión en el congreso general y el día 30 de octubre se aprobó, haciéndose, desde luego, por el señor Vargas la adición siguiente: “Esta resolución no surtirá sus efectos hasta que el congreso general dicta una ley orgánica, para el gobierno del distrito federal declare la parte que sus naturales y vecinos han de tener en la representación nacional, arregle sus demás derechos políticos y señale al Estado de México la indemnización que sea justa”. Esta proposición que suscribieron los señores Valle, Gutiérrez e Yzaraga, se admitió y se mandó pasar a la comisión, que es el acordado que hoy tiene este negocio.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Martínez de Castro, Presidente
Baltazar Pérez, Diputado Secretario
Benito José Guerra, Diputado Secretario

Hoja 009
Acuerdos secreto de 30 de octubre de 1824
A excitación del señor Martínez de Castro, se reunieron los señores diputados y dicho señor hizo ver que el tesorero del Estado había recibido una orden del gobernador, para que solo se diese a los individuos de este congreso una media paga, lo mismo que a los demás empleados del Estado, varios señores hicieron ver el equívoco con que procedía el gobernador, pues debía rebajarse del contingente la cantidad que queda debiendo el ministro de Hacienda, relativa a dichas dietas, la cual debía prorratearse entre los diputados de este congreso, para de este modo igualarlos con los demás empleados que no tienen ningún retraso en sus sueldos, cuando a los diputados se están debiendo dos, tres y hasta cuatro meses, en virtud de estas reflexiones se acordó librar al tesorero la orden siguiente.
“El congreso ha acordado se prevenga a vuestra señoría que de las cantidades existentes en esa tesorería se tome, rebajándola del contingente, la que quedó debiendo al ministro de Hacienda de dietas de los señores diputados y se prorratee entre ellos, en atención a que todos los empleados del Estado están pagados hasta la primera quincena de este mes y a los diputados se están debiendo tres y cuatro meses”.
[Nota al margen izquierdo]
Señor tesorero general de del Estado libre de México, coronel don Vicente José Villada
[Fin de la nota]
Dios, etcétera. México, 30 de octubre de 1824.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Martínez de Castro, Presidente
Baltazar Pérez, Diputado Secretario
Benito José Guerra, Diputado Secretario

Hoja 010
Sesión secreta extraordinaria del día 10 de noviembre de 1824
Pedida por el señor Villa y comenzó dándose cuenta con el oficio del tesorero de este Estado, en que inserta el del gobernador, relativo a que no se pagasen a los señores diputados las dietas que se les están debiendo en los términos que había acordado el congreso; sino, en el modo que el gobernador ha prevenido.
En seguida, el señor Villa dijo que había pedido esta sesión secreta para manifestar al congreso que el gobernador estaba amagado por el venerable cabildo eclesiástico de excomunión o de otras providencias sensibles y escandalosas, por haber dispuesto el querer llevar adelante la traslación de una monja de Santa Inés a otro convento, a virtud de los ocursos que esta le había dicho, implorando la protección del gobierno por la persecución que padecía en aquella clausura; exponiendo que este era asunto en que debía tomar parte el congreso para meditar las providencias que estimase convenientes y exigiesen las circunstancias.
El señor Cortázar convino en el hecho y dijo que habiendo ido el señor Mora a ver al gobernador, parecía prudente aguardar el resultado.
El señor Piedras dijo que le parecía que no debía tratarse este asunto, mientras no viniese a su noticia por los términos regulares y por no haber número competente, número de diputados que pudiesen tomar en consideración la propuesta por los señores preopinantes. Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Pedro Martínez de Castro, Presidente
Baltazar Pérez, Diputado Secretario
Benito José Guerra, Diputado Secretario

Hoja 010
Sesión secreta extraordinaria de 13 de noviembre de 1824
Pedida está por el señor Mora, hicieron el señor Villa y Cortázar las tres proposiciones siguientes:
1º. Que la exposición última que este congreso ha hecho al general de la federación, sobre que no se lleve a efecto el acuerdo por el que se declaró a México Ciudad federal, se mande a los congresos de los estados.
2º. Que les indique a estos el peligro en que se halla la federación si tal medida se lleva se lleva a efecto y el interés que deben tomar todos los congresos en el sostenimiento del sistema.
3º. Que se le remita al gobernador del Estado los ejemplares de la referida exposición que sean necesarios, para que los remita a los prefectos y estos los repartan a sus respectivos ayuntamientos.
Leída y admitida por el congreso y declarada del momento se puso a discusión la primera. El señor Cortázar dijo que si la federación debe sustituir esto solo se verificará si todos los estados y cada uno, por su parte, contribuyen a este intento. Que para que puedan hacerlo, en cuanto a que no se haga desmembración alguna, es necesario que todos sostengan y se inserte en que al de México no se quité su capital, pues de esta manera estarán dispuestos a sostener que no suceda a alguno otro tanto. Que debiendo estar instruidos en todo lo que ha ocurrido en México, debe remitírseles la segunda exposición que se hizo al congreso, a fin de que sabiendo lo que pasa, puedan prepararse para lo que se les pueda ofrecer, análogo a lo que acontece al de México.
El señor Nájera convino con el señor preopinante, según la promesa que se les hizo de darles parte de lo que fuese ocurriendo.

Hoja 011
El señor Villaverde convino, también, en estas ideas; diciendo que era muy justo se los remitiese la segunda exposición, pues que esto mismo se ha propuesto antes de ahora por el señor Cortázar y por otros señores diputados, que ha estado desde antes en este concepto. El señor Cortázar indicó las razones que lo decidieron a formalizar hoy la proposición, siendo la primera y principal que debe ya cumplirse, lo que se les ha ofrecido. El señor Nájera dijo que esto sea para dar una satisfacción a nuestros comitentes, de que se resiste hasta lo último; sin embargo, de que cree que el congreso general ha de llevar al cabo este asunto, pero que se les debe hacer ver que jamás ha perdido de vista este negocio.
Preguntando si el punto estaba suficientemente discutido se acordó que sí y en consecuencia se aprobó la primera proposición.
Se puso discusión la tercera y el señor Nájera dijo que estábamos en obligación estrecha de avisar a los estados los resultados de la primera exposición y de mandárseles la segunda, también.
Aprobada la tercera, se puso a discusión la segunda y el señor Jáuregui dijo que ya en otra ocasión había manifestado su oposición, sobre que se pidiese a los estados la suya sobre el punto en cuestión y que hoy lo repetía; porque consideraba muy necesario que las legislaturas meditasen sobre lo ocurrido en el congreso general y calificasen que se ha excedido y que se debe sostener, por su parte, contra lo que ha determinado.
El señor Nájera se opuso a que se les pida su opinión y a que se les excite a que contradigan, porque se tendría por una alarma y que podría temerse una revolución provocada por este congreso, a quien se culparía siempre de los resultados que tuviese esta general contradicción.
El señor Villa estuvo por la proposición fundándose en que es necesario abrir los ojos a las legislaturas y hacerles ver el peligro que corre la federación, si no reclaman las determinaciones excesivas del Congreso general.
El señor Mora dijo que debía darse a los estados una razón circunstanciada de cuánto había ocurrido, haciéndoles, al mismo tiempo, las reflexiones oportunas que les hiciesen entender los objetos que aquel se ha propuesto en sus deliberaciones. Que conviene en que la proposición no vaya como cita, pero que se les diga lo que hay, porque esto no es revolucionar y así opina que se haga una exposición sencilla.
El señor Cortázar dijo que se entienda la proposición, en el sentido de que se les manifieste lo ocurrido para que sostenga, por su parte, la federación.
El señor Villaverde no estaba por la proposición; convencido de las razones que expuso al señor Nájera y que estuvo su señoría. El señor Villa dijo que se debe aprobar la proposición como está, esforzando las mismas razones que antes indicó. El señor Jáuregui expuso que si se remite la segunda proposición, como estaba acordado en esto mismo, se les manifestaba lo ocurrido y que en su concepto solo esto bastaba por ahora.
El señor Mora hizo otra proposición en lugar de la tercera que se discente, reducida a que solo se hiciese a las legislaturas una relación de lo que ha pasado. El señor Nájera dijo que solo se les hiciese una simple relación.
El señor Mora asentó que debe decirse todo lo que ha ocurrido y habiendo habido un largo debate sobre si la segunda exposición iría o no, con oficio simple o razonado. El señor Guerra (don Benito) dijo que por más que se dijese hoy a las legislaturas, nunca se les diría tanto, como lo que ya instruyan la primera y segunda exposición de este congreso y cuánto contienen todos los discursos que en el congreso general han hecho los señores diputados que allí hallaron, en contra de la proposición de la

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comisión, pues que en todos estos papeles se ha dicho lo conveniente y necesario sobre el peligro en que se pone la federación, con lo aprobado hasta ahora por aquel, que lo más prudente sería que se remitiesen en este correo a los estados la segunda exposición, dándole razón, igualmente, del estado de las cosas y que en el siguiente se les dirían las resultas que hayan tenido entonces la discusión pendiente en el congreso general y habiendo aprobado el señor Jáuregui este pensamiento y repetido otros señores que fuese solo un oficio con la citada exposición, se acordó, por último, que fuese una relación pronta y sustancial; que está la hiciese el señor Nájera, quedando los señores diputados citados para concurrir a las cinco de la tarde en el objeto de verla y aprobarla.
En consecuencia, se reunieron los señores diputados a las cinco de la tarde y leída la siguiente minuta, fue aprobada.
“Los trabajos de este congreso y de varios individuos del Congreso constituyente de la federación, para una avenencia honrosa a los dos cuerpos, sobre el punto controvertido, no tuvieron el éxito que se deseaba, pues se declaró, por último, a esta capital ciudad de la federación.
De resultas de una adición hecha por algunos señores diputados a los artículos en que el congreso constituyente hizo aquella declaración, la comisión a que se pasó presentó nuevos artículos reducidos en sustancias a que se lleve adelante la declaración; prescindiéndose de los inconvenientes que trae consigo su ejecución.
El Congreso de este Estado que ve en los nuevos artículos que presenta la comisión del general, se trata de llevar al cabo la injuria que se infiere al Estado, despojándolo de su capital y a un número considerable de sus individuos, privándolos de los derechos más apreciables para los hombres que se glorían de llamarse libres, hizo el mismo Congreso constituyente la exposición que tenemos el honor de acompañar a vuestra señoría de orden del propio congreso del Estado, el que está persuadido que el asunto no es solo de México, sino de toda la federación”.
Dios etcétera. México 13 de noviembre de 1824.
Firmas y Rúbricas:
Manuel Cotero, Presidente
Benito José Guerra, Diputado Secretario
Antonio de Castro, Diputado Secretario

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Sesión secreta ordinaria de 15 de noviembre de 1824
Se leyó la acta anterior secreta de 8 del corriente y se aprobó. Se dio cuenta, en seguida, con las proposiciones de los señores Piedras y Castro, que son como siguen.
Pido ese nombre un señor diputado para que ejerza el cargo de pagador de las dietas que venzan y hayan vencido los miembros de este congreso.
Que dicho comisionado liquide con el tesorero las cuentas de dietas dadas a los señores diputados hasta la fecha y perciba las cantidades mensuales que corresponden a tal objeto.
Que las cantidades que rinda mensualmente la pensión impuesta a las carnes y está dedicada al pago de dietas, no tengan otra dedicación y se reparta a proporción, a cuenta de las dietas, los días 3 o 4 de cada mes, hasta que todos los miembros de este congreso se pongan iguales en sus cuentas.
Que se excite al

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al (sic) gobierno para que lo haga a los prefectos, a fin de que vigilen se haga con exactitud el cobro de dicha pensión de carnes en sus respectivas demarcaciones y que a fines de [cada] mes, den cuenta con las cantidades colectadas.
El señor Nájera dijo que la materia que contenían dichas proposiciones no era de sesión secreta y que por lo mismo le parecía que debía darse cuenta con ellas en la sesión pública del día siguiente. El señor Piedras dijo que el haberlas hecho en la secreta en que se estaba, fue porque en la de igual naturaleza se trató el punto de dietas de los señores diputados de que trataba el oficio del gobernador, que insertaba en el suyo el tesorero oponiéndose a lo que el congreso había determinado sobre esta misma materia.
El señor Mora dijo que en efecto, le parecía deberse tratar el punto en sesión secreta, por las razones que expuso, reducidas a que no era regular que tales diferencias las supiese el público; habiéndose tratado el punto de que se trata del mismo modo. Y habiéndose preguntado si el asunto era decisión secreta, se acordó que sí y en seguida se mandó que pasase a la comisión, en cuyo acto el señor Piedras retiró, por su parte, las proposiciones referidas.
A consecuencia, se leyó la acta secreta del día 10 y se aprobó después de una ligera discusión entre los señores Nájera y presidente.
Se dio, a continuación, cuenta con la otra secreta del 13 del corriente y fue aprobada, lisa y llanamente.
En este acto, el Señor Martínez de Castro hizo suya las proposiciones del señor Piedras y habiéndose tomado en consideración, las admitió el congreso y acordó que se pasasen a la comisión de Hacienda y se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel Cotero, Presidente
Benito José Guerra, Diputado Secretario
Antonio de Castro, Diputado Secretario

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Sesión extraordinaria de 19 de noviembre de 1824
Pedida por la comisión especial, nombrada para tratar del asunto relativo a la declaración de Ciudad federal, dijo el señor Fernández, como uno de sus individuos, que la misma comisión había meditado y firmado una exposición para el presidente de la república y que la proponía el congreso, para que sirviéndose tomarla en consideración se sirviese examinarla y aprobarla, si la hallaba justa, necesaria, oportuna y conveniente. Habiendo acordado el congreso que se leyese, el señor Nájera dijo que dos puntos debían tratarse ante todas cosas. Primero, si convenía hacerse la citada exposición; segunda, si la que estaba formada debía y podía remitirse; que en cuanto a lo primero, era de opinión que se hiciese, porque era necesario apurar todos los arbitrios que están al alcance del congreso, para defender los derechos del Estado; en cuanto a la segunda, dijo que en el estado que tenía este negocio, solo el presidente podía remediar los males que se tomen, excitándolo por el bien general de la república y particular del Estado al que hiciese sobre la ley las debidas observaciones, suponiendo así su ejecución en obvio de los males y aumentaba su publicación y difícil cumplimiento; que aunque la comisión había tenido este único objeto en hacer la exposición, conocía que no surtiría efecto alguno, según el calor y empeño que se había

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notado en el congreso general, contra la demostraciones que se habían hecho sobre la injusticia en oportunidad de la ley, porque era indispensable que el congreso, en continuación de sus esfuerzos, diese este otro paso en que satisfacía del todo a sus deberes.
El señor Villa dijo que opinaba como el señor preopinante, pero que le parecía que debía deformarse la exposición, en cuanto a las contradicciones que se decía haber entre los artículos de la ley, por no haber, en su concepto; sino, una sola muy clara y manifiesta que era la que solo se debía indicar; que además, debía deciros que según ella se admitía y mandaba a observar en México las instrucciones de junio de 813, pero que esta ley hablaba de una diputación provincial que no podrá establecerse y que además, podría decirse al presidente que hiciese observaciones contra la ley, subrogándose este concepto al que contenía la exposición, sobre que se opusiese a ella lo que irá impropio, según los términos en que estaba concebido el Artículo Constitucional que hablaba de este punto.
El señor Jáuregui dijo que estima oportuna y necesaria la exposición para el objeto a que se aspiraba, porque el congreso debía continuar la resistencia legal que ha ofrecido hacer a la citada ley; que le parecían bien las reformas que había indicado el señor preopinante y que creía se debía quitar a la exposición la expresión de súplica con que concluya y por último, que en su concepto debía ir firmada por los señores presidente y secretarios, reformándola previamente la comisión.
El señor Piedras quisiera no fuese en calidad de reservada y que pedía que se volviese a leer, para que se miras en mejor algunas expresiones que parecen inoportunas o excusadas, como las que indican algo de las revoluciones que puedan temerse.
El señor Jáuregui expuso que era conveniente fuera reservada, para evitar el peligro que había de que publicadas se quisiese, por algunos, prevenir el ánimo del presidente de los Estados Unidos mexicanos contra la intención del congreso.
El señor Nájera dijo que debía mandarse con la calidad de reservada, a lo menos por ahora, pues que según fuera su éxito se publicaría o no. Expuso otras razones sobre la necesidad que hay de remitirla, sin perder momento y que le parecía, también, que la palabra súplica era política y podía dejarse o sustituirse otra, análoga o equivalente; no así la de que se oponga a la ley que debía, citando nuevamente el Artículo Constitucional en que se funda.
El señor Jáuregui dijo que únicamente debe usarse en el caso del lenguaje de la Constitución, esto es que debe decirse al presidente suspenda la ejecución de la ley, en lugar de decirle que se oponga a ella y que la palabra súplica debía quitarse; porque el congreso debe hablar conforme a su carácter y representación.
Los señores Piedras y Guerra (don Benito) dijeron que se fijase en las proposiciones de si había de hacerse la exposición y si debía remitirse, desde luego. Y preguntando el congreso sobre ambos puntos, resolvió afirmativamente con unanimidad de votos, para calificar y aprobar su contenido; se acordó que se volviesen a leer para deliberar sobre todo con la circunspección debida.
Leída que fue, dijo el señor Villaverde que ya otros señores habían dicho que la exposición no sustituiría efecto alguno, pero que el congreso estaba en el caso de llevar adelante sus esfuerzos, para resistir legalmente la publicación y ejecución de la ley y opinó, también, que se quitase la de la revolución y se fundase sus conclusión en los artículos constitucio-

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nales que habían infringido el congreso general, de quien parecían esclavos los diputados de este del Estado, según el abatimiento con que se les trataba.
El señor Cortázar dijo que todo lo que se pudiera decir se contiene en las exposiciones de que se le acompañan los correspondientes ejemplares y que lo que se debe decir al presidente es que haga suyas las reflexiones expedidas, ya objetando contra la ley y por último, pidió que la comisión se retirase a conseguir la exposición.
Habiéndolo así acordado el congreso, a poco rato volvió la comisión, dando cuenta de la corrección que había hecho y aprobada, se mandó poner en limpio y que se remitiese en calidad de reservado, poniéndose al efecto al gobernador el oficio correspondiente, con lo que se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel Cotero, Presidente
Benito José Guerra, Diputado Secretario
Antonio de Castro, Diputado Secretario

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Sesión extraordinaria secreta de 20 de noviembre de 1824
Se dio cuenta con la acta de la sesión extraordinaria del día anterior y se aprobó.
En seguida se leyeron dos oficios del gobernador: el primero, acusando el recibo de la oposición que se le remitió, para que bajo de reserva la mandase al señor presidente de la república y el segundo, acompañando a este congreso la contestación del ministro de relaciones, de quedar imponiéndose el excelentísimo señor presidente del contenido de aquella y de que avisará las resultas y, leídos ambos, se dio el congreso por enterado.
Se leyó a continuación un oficio del ciudadano José María Pasos, comandante que fue del resguardo de ventas de esta capital, en que se quejaba del gobernador del Estado, por haber dejado sin colocación a muchos empleados en el mismo resguardo, de notorio mérito y aptitud y con agravio positivo de sus servicios y metido a otros de la calle de conocida ineptitud y fallos de servicios públicos, concluyendo con que se mandase al gobernador y suspendiese el nombramiento y oyese a los quejosos sus reclamos.
El señor Martínez de Castro dijo que era positivo que el nombramiento del gobernador estaba mal hecho, pues que el visitador que había nombrado tenía parientes entre los empleados de la aduana y que, además, había colocado gente viciosa y delincuente, dejando su destino a muchos de los que han servido honradamente en el mismo resguardo; que por lo mismo, le parecía que debía decirse al gobernador que suspendiera su providencia y oyese a los quejosos.
El señor Cortázar dijo que este asunto no era de la inspección del Congreso, que si los interesados se creían agraviados por las providencias del gobernador ocurriesen al mismo o le exigiesen la responsabilidad, como les conviniera y que, por lo mismo, no debía tomarse en consideración la queja de Pasos.
El señor Villa fue de la misma opinión y añadió que el gobernador estaba autorizado para hacer tales nombramientos, bajo su responsabilidad y que por esta razón, el congreso nada tenía que ver en sus procedimientos.
El señor Villaverde dijo que si el congreso tomara alguna providencia en el asunto atacaría al po-

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der ejecutivo, pues que conocía de un negocio que toca a este exclusivamente; que si ha cometido alguna injusticia nombrado a algunos ciudadanos de la calle, para que se ocupen en el resguardo, con perjuicio de otros empleados beneméritos, él deberá responder de sus determinaciones cuando los interesados lo exijan, la responsabilidad si quieren usar de su derecho.
El señor Jáuregui dijo que estaba por la opinión que había manifestado los señores preopinantes y que en su concepto no debieron dar cuenta al congreso los secretarios con el oficio de Paso, que no le debieron recibir su puesto; que él no les puede oficiar en los términos en que lo ha ejecutado ilegalmente.
El señor Guerra (don Benito) dijo que antes de dar cuenta al congreso manifestó el juicio al señor presidente, para que su excelencia calificara si debía o no darse al congreso y que habiéndose impuesto en él, determinó se leyese en la sesión extraordinaria que iba a haber para otros asuntos, para que el congreso lo tomara o no en consideración; supuesto que contenía una queja contra el gobernador y que se pedía una providencia ejecutiva.
El señor Valdovinos opinó lo mismo que el señor Martínez de Castro y añadió que supuesto que Pasos ofrecía justificar sus quejas, debía oírsele por el gobernador y que así se mandase por el congreso.
El señor Cortázar dijo que el gobernador está autorizado para arreglar el resguardo y que por lo mismo ha podido hacerlo como le haya parecido conveniente.
El señor Villaverde dijo que el gobernador, para proceder al nombramiento, había tomado los informes necesarios y habrá hallado, como es así, que muchos de los guardias se han versado mal; como es público y notorio y como se deduce del huato y gastos exorbitantes que hacen unos hombres que solo cuentan con un cortísimo sueldo.
El señor Guerra (don Benito) dijo que este asunto no toca al congreso, por todas las razones que han expuesto los más de los señores preopinantes, pero que advertía que ya, otra vez, había mandado el congreso al gobernador suspendiese la providencia gubernativa que indicó y que acaso los quejosos podrían alegar este ejemplar.
Los señores Tamariz y Cortázar dijeron que aquel caso fue distinto por las razones que expusieron.
El señor Mora fundó con varias leyes vigentes que al gobernador tocaba, exclusivamente, el convencimiento de este asunto y que en su concepto, no debía tomarse en consideración por el congreso el contenido del grosero oficio de Pasos.
El señor Piedras dijo que, en su sentir, no debía mezclarse el congreso en este negocio, pero que debía tenerse presente que el tener el visitador nombrado parientes en la aduana es contra la ley expresa.
Preguntado el congreso si se tomaría en consideración el referido oficio, se declaró que no y se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel Cotero, Presidente
Benito José Guerra, Diputado Secretario
Antonio de Castro, Diputado Secretario

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Sesión secreta ordinaria de 22 de noviembre de 1824
Leída y aprobada la acta de la anterior se dio cuenta con un oficio del gobernador del Estado, en que inserta el pliego que curado y sellado le pasó el oficial encargado del ministerio de relaciones; que incluya la contestación que dio al congreso el excelentísimo señor presidente de la república, al que reservadamente le dirigió, sobre que se sirviese suspender la ley de ciudad federal, haciendo al congreso general las observaciones correspondientes para que no tuviese efecto.
Leída que fue dicha contestación, dijo el señor Mora que parece que el excelentísimo señor presidente se contradecía en su exposición, cuando decía que en este asunto había manifestado siempre neutralidad, pues que una de las cosas que se dicen en el público, sobre este asunto, es que su excelencia fue uno de los que opinaron desde un principio por la declaración de que México fuese ciudad federal y que por lo mismo, le parecía conveniente que la contestación se imprimiese, al mismo tiempo que se hiciese de la exposición reservada que le dirigió el Congreso.
El señor Villa dijo que en su concepto debían imprimirse los citados documentos, para que viese todo el mundo los pasos que había dado esta legislatura.
El señor Jáuregui dijo que se esperase a que se publicase la ley de la ciudad federal y que entonces se acordaría su impresión y cómo debía hacerse.
Los señores Mora y Villa insistieron en que la exposición del Congreso y la contestación a ella del señor presidente, nada contenían que pudiera y debiera reservarse, supuesto que la primera se dirigió en el concepto, cierto de que no había de sustituir el efecto que se deseaba y solo para que constase que se había dado todos los pasos que se estimaron convenientes, en desempeño de la resistencia legal; que desde un principio se ofreció para que no se dictase la citada resolución.
El señor Guerra (don Benito) dijo que en su juicio no debían publicarse por la imprenta los citados documentos, porque ellos han corrido y deben correr con la calidad de reservados que tienen por su naturaleza, sin que obste que ellos sean oficiales, pues que también hay documentos oficiales reservados.
El señor Mora dijo que el señor presidente contestó como presidente y no como Guadalupe Victoria y que por lo mismo, debe decirse que contestó el gobierno, supuesto que lo hizo por conducto del ministerio de relaciones y que publicado el bando, debe y puede imprimirse la contestación.
El señor Villa dijo que así le parecía que debía hacerse, mucho más cuando la contestación del presidente estaba escrita de tres letras, cuyas circunstancia le daba el carácter de pública; habiéndose examinado por esto, con todo cuidado, se vio y calificó que el oficio está puesto todo de una misma letra, aunque escritas las últimas cláusulas con diversa tinta.
El señor Guerra (don Benito) dijo que habiendo venido la contestación cerrada y sellada dirigida a los secretarios, se ve que se quiso remitir con la misma calidad de reservada con que se dirigió la exposición que la provocó y que por lo mismo, repetía que no debía publicarse por la imprenta, ni de otro modo si hemos de ser consecuentes.
El señor Cortázar dijo que el mismo señor presidente venía confesando en la contestación que él mismo fue el móvil principal del proyecto.
El señor Villa añadió que también dice el señor presidente que del uno del otro extremo de la nación

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no hay indicantes de revolución y que en uno de los días anteriores se dijo, a nombre del gobierno en el congreso general, que en varios puntos había ya movimientos que persuadían la constancia de aquella.
El señor Jáuregui dijo que si el señor presidente y otros han dicho que no hay, ni se espera revolución, es porque entienden por esta los mitotes y enredos del populacho, pero que la revolución que se teme y de que hablan los sensatos es de otra naturaleza y aquella producirá, tarde o temprano, la relación que originará necesariamente la declaración de que se trata.
El señor Fernández dijo que la contestación que ha dado el señor presidente, en cuanto a la revolución, es irónica, en su concepto y que de esto no se había hecho cargo el señor preopinante.
El señor Mora dijo que cuando Iturbide disolvió el congreso no hubo revolución, pero que es constante que ella se verificó después por este atentado, que al fin tuvo la relación que lo derribó del trono y concluyó diciendo que insistía en que se imprimiesen los referidos documentos y que si no se hacía así, su señoría lo haría por sí mismo; siempre que la legislatura le permitiese darlos a su nombre a la imprenta.
El señor Jáuregui dijo que repetía que los documentos citados debían imprimirse, porque solo así podía hacerse la opinión pública, que es la que siempre triunfa y no los ridículos alborotos del pueblo.
En este estado avisó la secretaría que el gobernador había remitido confidencialmente el decreto de ciudad federal, para que se le dijera lo que hacía en orden a su publicación.
Y habiéndose tomado en consideración esta indicación de mera confianza, se acordó que la comisión encargada de este asunto pasase a contestar con el mismo gobernador, para que si lo tenía bien formalizarse por escrito su insinuación, con lo que se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel Cotero, Presidente
Benito José Guerra, Diputado Secretario
Antonio de Castro, Diputado Secretario

Hoja 018
Sesión secreta extraordinaria de 22 de noviembre de 1824 por la tarde
Sin darse en ella cuenta con la acta anterior, por no haberse podido entender, se leyó el oficio del gobernador que acababa de remitir a los secretarios, acompañando el decreto, relativo a la declaración de ciudad federal y al modo en que debe cumplirse y habiéndose leído ambos documentos, se acordó que se leyese al día siguiente en la sesión pública.
A consecuencia, la comisión encargada de este negocio dijo que parece era llegado el caso de tratarse de la protesta de que se había hablado anteriormente, para cuando se comunicarse la ley referida y que al efecto, había extendido la que presentaba a la deliberación del congreso.
Leída que fue por el señor Fernández, dijo que antes de calificarse debían tratarse tres puntos que le parecían preliminares y son los siguientes. 1º. Se habrá de hacerse tal protesta. 2º. En qué términos debía concebirse; y 3º a quién y cómo debía dirigirse.
El señor Villa dijo que según

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lo que antes se ha tratado, sobre el primer punto, creía su señoría que todos los señores diputados están de acuerdo en que se haga la protesta, sin necesidad de que se haga un manifiesto, ni se publique en el bando, porque dándose cuenta con ella en la sesión pública del día siguiente, estará conseguido el intento de que se entienda por todos este paso importante.
El señor Guerra (don Benito) dijo que los tres puntos propuestos le parecen de la mayor importancia y de mucha dificultad y que, en su concepto, debe darse tiempo al congreso para que los medite; pues que no sabe que haya ley, ni publicista que trate expresamente sobre si se puede protestar contra una ley dada por un legítimo legislador que bien entiende lo que es la protesta común y regular de los contratos y sentencias, pero que no concibe cómo se pueda hacer esto contra una ley que se manda a publicar y que podía dejarse en la mesa la protesta, para que meditando los señores diputados, pudiesen deliberar con más acierto.
El señor Cortázar dijo que la protesta debe hacerse en el momento que se oiga y entienda la ley, pues, que de lo contrario, se dirá que el congreso ha consentido en la ley.
El señor Guerra (don Benito) dijo que la protesta de ley si la había señalado no tenía término en derecho para hacerse y que, por lo mismo, podría hacerse de ellos de algún tiempo.
El señor Nájera dijo que en efecto, ni las leyes, ni los autores pueden tratar de este punto, porque es nuevo en su línea, porque ya se sabía lo que es una protesta, según su regular y común inteligencia.
 El señor Jáuregui dijo que la protesta de que se trata está en los principios mismos de las cosas y que conforme a ellos está en el orden que se haya, dando a entender con ella que el congreso no se conforma con la ley y que todavía ha de reclamar ante el futuro congreso los perjuicios que se han inferido al Estado con solo dar la ley.
El señor Mora (dijo) convino en esta opinión, diciendo que se fijase una proposición para que sobre ella recayese la votación, siendo esta nominal, como pidieron al congreso tres de los señores diputados, se sirviese declararlo. Acordando que así se procediese y habiéndose preguntado si se haría la protesta indicada, se votó que sí por los señores presidente, secretarios, Piedras, Pérez, Fernández, Mora, Cortázar, Nájera, Guerra (don Francisco), Jáuregui, Villa, Valdovinos, Villaverde, Lazo de la Vega y Mendoza y por el señor Cácela que no.
Habiéndose proseguido después a tratar del segundo punto, relativo a los términos en que debía hacerse, hizo el señor Mora una proposición, que admitida y discutida largamente por lo señores Jáuregui, Villa, Nájera, Cortázar, Guerra, Villaverde y Lazo de la vega hubo de redactarse conforme a lo que aquellos habían dispuesto y advertido en esta forma: “Que en la sesión de mañana, cuando se lea el acuerdo del congreso general, por el que se declara a México ciudad federal, el señor presidente, a nombre de este congreso, proteste contra la expresada providencia y que, en consecuencia, la misma legislatura continuará sus gestiones ante el futuro congreso general ordinario”.
Preguntando, después el congreso, sobre si se aprobaba la referida proposición, se acordó que sí, salvando su voto el señor Guerra, en cuanto a la palabra providencia.
El señor Cácela dijo, antes de la votación de este punto, que el haber sido de dictamen de que no se hiciese

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la protesta, fue solo porque en su concepto no había de producir efecto alguno, pero que de ninguna manera se entendiese que su señoría tuviese contraria opinión, en orden a defender los derechos del Estado, pues que siempre ha manifestado su celo y decisión porque no sufra las pérdidas que va a causarle la declaración de ser México Ciudad federal.
El señor Mora dijo que en nada había desmerecido la buena opinión del señor Cácela, por su negativa en dicho punto, cuya buena conducta y patriotismo es constante a todo el congreso, que este debe estar y estaba íntimamente satisfecho de que en el caso obró su señoría con entera libertad, según el concepto que se formó del punto en cuestión, lo que basta para quedar ileso su buen nombre y proceder.
El señor Jáuregui repitió lo mismo y pidió que no fuese nominal la votación del segundo, como se había verificado la del primero, a cuya petición accedió el congreso procediéndose a la votación en el modo común y regular, según antes se ha dicho.
En orden al tercer punto se acordó que después de darse cuenta en la sesión pública del día siguiente, con el decreto de la ciudad federal, hiciese el señor presidente la protesta acordada, para que quedase inserta en la acta, publicándose de esta manera y omitiéndose toda otra gestión para que se hiciese pública.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel Cotero, Presidente
Benito José Guerra, Diputado Secretario
Antonio de Castro, Diputado Secretario

Hoja 020
Sesión secreta extraordinaria de 24 de noviembre de 1824
Se dio cuenta con el oficio y copia que acompañó el gobernador de ese Estado, sobre que nombrase un perito, que con él nombrado por el gobierno general arreglase el distrito de la ciudad federal.
El señor Mora pidió que todos estos documentos pasasen a una comisión, para que expusiese lo que debería contestarse al gobernador.
El señor Nájera dijo que el asunto de que se trata es el más frívolo que puede ocurrir, pues que él no exige providencia alguna legislativa y que así le parecía que no debía tomarse en consideración.
El señor Mora dijo que no es tan llano el punto expresado, que opinaba por el mismo, que se pasase a una comisión por razón bien obvia; de que debe pasar a ella toda consulta que haga el gobernador, aunque no sea medida legislativa.
El señor Guerra (don Benito) dijo que el perito debe ir bien instruido en todo lo que debe hacer, para allanar las muchas dificultades y dudas que podrán ofrecerse, como las que

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indicó en las siete proposiciones que hizo y son cómo siguen.
1ª. Que el perito cuide de medir con toda exactitud el distrito federal, sin que el círculo divida por mitad, ni en parte pueblo alguno; para evitar que divididos también los habitantes de un mismo pueblo, unos pertenezcan al Estado y otros al distrito federal, con perjuicio de sus más íntimas relaciones e intereses.
2ª. Que si al tiempo de marcar la línea de circunvalación se encontrase algún pueblo, cuyo vecindario se divide por ella, se mida por la parte del pueblo la distancia o el espacio que falte para compensarlo o medirlo por otro punto en que no haya este grave inconveniente, a pesar de que el círculo no resulte perfecto.
3ª. Que si el perito encontrase en el terreno alguna grave dificultad para hacer la medida y demarcación del distrito, la consulten luego al gobernador, para allanar, por su parte, cualquier embarazo.
4ª. Que si el perito discordase con el del supremo gobierno en algún punto o duda que se ofrezca, lo avise al gobernador, para que poniéndose de acuerdo con el mismo supremo gobernador se nombre, por ambos, el tercero que decida la diferencia; para evitar de esta manera los perjuicios que pudieran seguirse al Estado o al distrito federal.
5ª. Que el perito cuide muy especialmente, por su parte, de demarcar la línea divisoria con señales firmes, establecidas y las más sensibles; para que puedan fijarse, después, los linderos, pilares o mojones terminales que deslinden los territorios respectivos, para evitar, en lo sucesivo, cualesquiera reclamaciones.
6ª. Que se dé orden por el gobernador para que se deroguen los gastos que demandase la operación por la parte del Estado, llevándose cuenta exacta de ellos; para que o se rebaje su importe del contingente o para que se tenga presente al tiempo de hacerse de estado la indemnización que previene la ley de la materia.
7ª. Que echa la demarcación y practicadas al efecto las correspondientes diligencias por escrito, se vean y examinen por ambos gobiernos, para que estando conformes queden aprobadas, con la formalidad que corresponde a la circunspección de tan respetables autoridades.
El señor Villa dijo que no encuentra dificultad para que no se determine el punto en el momento, que a donde llegue el radio acordado por el congreso general, allí deberá fijarse el límite o lindero, aunque divida un pueblo y hasta la casa o casas en donde caiga la línea.
El señor Mora dijo que está por lo que han dicho los señores Villa y Cortázar, pero qué opina que cualquiera que sea, debe exponerlo la comisión.
El señor Villa dijo que la obligación de decir al gobernador lo que ha de hacer no toca al congreso, ni

Hoja 022
por activa, ni por pasiva.
El señor Jáuregui expresó que convenía en lo que han dicho antes varios señores y que por lo mismo, es de opinión pase a una comisión y preguntando el congreso si se hacía, se acordó que pasase a la que está nombrada para estos asuntos.
Retirada está, a poco rato, presentó su dictamen y puesta discusión, el señor Nájera dijo que él está extendido en términos generales, porque se trata de una operación matemática, que no corresponde a este congreso, quién sólo puede dictar medidas legislativas y que el gobernador, según sus facultades, debía tomar las providencias que estimase oportunas.
Declarado el punto suficientemente discutido, se aprobó la proposición, en que concluye el dictamen de la comisión, reducido a que no está el congreso, en el caso de ocuparse de este negocio.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel Cotero, Presidente
Benito José Guerra, Diputado Secretario
Antonio de Castro, Diputado Secretario

Hoja 022
Sesión secreta ordinaria de 25 de noviembre de 1824
Leídas y aprobadas las actas anteriores del día 22 por la mañana, la del mismo por la tarde y la del 24, se leyó una representación del ciudadano José María Pasos, comandante que fue del resguardo, quejándose contra el gobernador y su consejo, por haberse excedido en el nombramiento que hicieron de varios empleados del mismo resguardo, postergando a algunos dignos y metiendo otros de la calle de notoria ineptitud, con infracción positiva de los decretos del ministerio de Hacienda y de esta legislatura, en que solo se previno al primero que disminuyera el número de empleados que había; y se leyó, también, otro oficio del mismo, presentado posteriormente, en que por los motivos dichos exige al mismo gobernador la responsabilidad y pide que se declare haber lugar a la formación de causa y habiéndose advertido que los referidos oficios no venían en paper (sic) sellado, conforme a lo mandado generalmente, se acordó que los secretarios se los devolviese, para que los trajese en forma si insistía en su pretensión y que trayéndolos en esta forma se diese cuenta en sesión pública.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel Cotero, Presidente
Benito José Guerra, Diputado Secretario
Antonio de Castro, Diputado Secretario

Hoja 023
Sesión secreta extraordinaria de 26 de noviembre de 824
Pedida por el señor Mora, hizo por escrito las proposiciones siguientes.
1ª. Que se llame al gobernador a sesión secreta, para que informe sobre este asunto lo que le parezca conveniente.
2ª. Que una comisión se ocupe de consultar a este congreso lo que deba resolverse sobre este delicado negocio.
Su autor la fundó diciendo que publicada ya la ley de la ciudad federal, se halla el congreso y el gobierno del Estado en una verdadera inacción y sin determinarse a cosa alguna, con perjuicio de la administración pública y que por lo mismo, le parecía que debía llamarse al gobernador para que, informando al congreso lo que piensa hacer por su parte, en orden a la traslación, pueda resolverse lo conveniente por lo que respecta a esta legislatura.
El señor Nájera dijo que a dos puntos se contrae la proposición de que se trata, esto es, a que venga el gobernador y a que informe de palabra lo que ha meditado en el particular, pero que parece a su señoría que sería más conveniente y oportuno, que sin necesidad de venir al congreso dejen por escrito cuánto estime conveniente, pues que de esta manera fijará sus conceptos y se podrá deliberar sobre ellos con más asiento.
El señor Fernández expuso que la providencia de que venga el gobernador le parece embarazosa, porque el congreso no puede, ni debe deliberar en su presencia y acaso se acordaría cosa diversa de lo que conviniera acordar de común consentimiento; que para evitar este inconveniente, opinaba que convirtiéndose el congreso en una gran comisión se le llamase a ella y se conferenciase todos lo que convenga mejor hacer, sin la formalidad de una sesión formal y ordenada.
El señor Mora dijo que en su concepto debían hacerse ambas cosas, esto es, que el gobernador dijese por escrito su opinión y que se viniese luego a tratar sobre ella en la gran comisión que se propone y que aprueba, desde luego.
El señor Jáuregui convino también en el pensamiento del señor Fernández y propuso que viniendo el gobernador podría tratar y conferenciar extensamente con toda la diputación, fuera de una sesión formal y habiendo manifestado el señor Nájera, para hacerle bien lo expuesto por los señores preopinantes, se preguntó si el punto estaba suficientemente discutido y acordado que sí, se aprobó la propuesta del señor Fernández, citándose, desde luego, al gobernador.
El señor Guerra don Benito dijo que la concurrencia podría dejarse para el día siguiente, por ser regular, que en el acto estuviese embarazado con el des-

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pacho, que acaso no convendría interrumpir y habiéndose dicho, además, que actualmente le estaba presidiendo el consejo, queda acordado que el señor Cortázar lo emplazase para el día siguiente.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel Cotero, Presidente
Benito José Guerra, Diputado Secretario
Antonio de Castro, Diputado Secretario

Hoja 024
Sesión secreta ordinaria de 9 de diciembre de 1824
Se leyó el dictamen de la comisión de Hacienda, relativo al pago de las dietas atrasadas que se deben a los señores diputados.
A moción de los señores Guerra (don Benito) y Mora se declaró del momento.
La comisión redujo su dictamen a las siguientes proposiciones.
1ª. Que se prevenga al gobernador, fije la cantidad que ha de abonarse a los señores diputados mensualmente, para el pago de sus dietas atrasadas. Aprobada.
2ª. Que este pago se verifique indefectiblemente al tiempo de hacerse el de las corrientes.
El señor Mora dijo que aunque firmó el artículo, advierte ahora ser innecesario, porque o hay dinero para hacer este pago o no lo hay; en el primer caso se podrá a los señores diputados, mas en el segundo es imposible se haga tal pago y; por consiguiente, nula la orden del Congreso, por lo que como individuo de la comisión, por su parte, retiraba el artículo y proponía en su lugar el siguiente. “Que el gobernador de cuenta al congreso de la cantidad que determine deba pagarse mensualmente de dietas atrasadas”.
La comisión retiró el artículo y adoptó el propuesto por el señor preopinante.
Puesta discusión, el señor Fernández dijo que está por la idea del artículo, pero no porque se expresen en un artículo por separado; pues agregándole al primero estas palabras “avisando la cantidad que señale para este pago”, quedan expresadas en un solo artículo las ideas que se han aprobado y las que propone la comisión.
El señor Mora dijo que es difícil redactar de pronto y que él solo proponía el concepto, para que en caso de que se aprobara, los señores secretarios hiciesen la redacción de los dos artículos en uno, al tiempo de poner el oficio al gobernador.
Con arreglo a estas ideas se preguntó si se aprobaba el concepto del artículo en cuestión y el congreso acordó que sí.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel de Villaverde, Presidente
Antonio de Castro, Diputado Secretario
Joaquín Villa, Diputado Secretario

Hoja 025
Sesión secreta ordinaria del jueves 16 de diciembre de 1824
Leída y aprobado la acta de la sesión anterior, se dio cuenta con un oficio del gobernador, en que avisa haber dado orden al tesorero para que se le entreguen a los señores diputados mensualmente sus dietas corrientes y media data de las atrasadas. Enterado.
Se levantó la sesión.
Firmas y Rúbricas:
Manuel de Villaverde, Presidente
Antonio de Castro, Diputado Secretario
Joaquín Villa, Diputado Secretario

Hoja 025
Sesión secreta ordinaria de 23 de diciembre de 1824
Leída y aprobada la acta de la sesión anterior, el señor presidente leyó la siguiente moción del Señor Martínez de Castro: “Pido al congreso se sirva declarar si puedo retirarme a servir el destino que se me ha conferido en la corte de justicia de Oaxaca. Pido, igualmente, que esta solicitud se tome luego en consideración y que sea en sesión secreta, por el perjuicio que de otra suerte debe seguirme”.
El señor Nájera dijo que el territorio de Oaxaca no pertenece al Estado y que; por consiguiente, este congreso nada podía decir, con relación a que el señor Martínez de Castro sirva o no el empleo que le ha conferido aquel Estado; que relativamente a su derecho, señor Castro, podrá separarse de este congreso para ir a servir su plaza en Oaxaca; el que habla es de opinión que sí, pues lo contrario sería gravar demasiado a los señores diputados.
El señor Piedras dijo que estaba por la idea del señor preopinante, siempre que se hablase de un diputado que fuese miembro de un congreso constitucional, pero de ninguna manera por los miembros del actual congreso que es constituyente.
El señor Jáuregui dijo que aunque no haya una ley escrita sobre la materia; sin embargo, los principios de política prueban hasta la evidencia no poderse separar un diputado de su congreso, hasta la conclusión de sus sesiones; esta materia se halla muy bien tratada en el sensor a que su señoría se refiere, por no repetir unas ideas que deben ser común a todos los liberales y que, además, la ley de elecciones concede libertad para admitir o no el nombramiento de diputado a una legislatura particular o solo aquello que no fuesen hijos del Estado, pero, de ninguna manera a estos; luego es claro que no teniendo esta facultad para renunciar su nombramiento, tampoco la tienen para separarse del Congreso, a no ser por un impedimento físico. Que es verdad se sacrifican los diputados, pero que este sacrificio es muy debido porque lo exige la patria.
El señor Guerra (don Benito) dijo que el señor Martínez de Castro puede decir al Estado de Oaxaca que luego que concluya este congreso sus trabajos, marchará a desempeñar la plaza que aquel Estado le ha conferido; pues le parece, al que habla, imposible dejen en Oaxaca de esperar al señor Martínez, ya por la […] que hay en aquel Estado de buenos abogados, ya por la distancia que hay hasta esta capital.
El señor presidente dijo que el Señor Martínez tiene el
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